QUITO (AP) — El presidente Guillermo Lasso decretó el lunes el estado de excepción en seis provincias de Ecuador donde las protestas convocadas por los indígenas se han tornado violentas en medio de un paro nacional convocado hace una semana por la Confederación de Nacionalidades Indígenas, la mayor de su tipo en el país.
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El decreto regirá para las provincias de Imbabura, Pichincha —cuya capital es Quito—, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo y Pastaza, y explica que la decisión obedece a “las actuaciones violentas que han alterado el orden público" y que amenazan el funcionamiento de sectores estratégicos para la economía.
En esta orden presidencial, con vigencia de 30 días, se restringe, entre otros, la libertad de reunión, asociación y movilización, y declaró a Quito como zona de seguridad, además reemplaza una orden similar emitida el viernes donde tres provincias quedaban en estado de excepción.
La reacción del gobierno se produce cuando en el transcurso de la jornada miles de indígenas y campesinos ingresaron a la capital para exigir al gobierno que atienda 10 puntos planteados, entre ellos la reducción del precio de la gasolina.
Los manifestantes, portando largos palos en la manos, superaron cordones policiales y militares que les esperaban en la carretera y que intentaron dispersarlos con gases lacrimógenos.
A su paso, los manifestantes ingresaron en pequeños negocios para robar alimentos y otros bienes, además de golpear, romper vidrios o pinchar llantas de vehículos particulares. No está claro a qué lugar en particular se dirigían en la capital, ya que el tradicional sitio de reunión, el denominado Parque de El Arbolito y el vecino edificio de la Casa de la Cultura, se encuentran tomados por agentes del orden.
La policía confirmó la primera víctima de las jornadas de protesta, un joven que rodó por una empinada quebrada en las afueras de Quito, donde se produce bloqueos de algunas de sus principales avenidas, especialmente las vinculadas a los accesos terrestres del norte y sur, mientras que en la ciudad portuaria de Guayaquil cientos de manifestantes, vestidos de blanco, se pronunciaron en contra de la paralización y a favor de la democracia.
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En la última semana las principales vías, incluida la Panamericana, del centro norte andino, han permanecido virtualmente cerradas, lo que ha dejado a Quito casi sitiada por las protestas causando el desabastecimiento de muchos productos, principalmente agrícolas, y en ciudades más pequeñas como Cayambe y Otavalo, la carencia de gasolina y gas, según las autoridades.
El viernes, el presidente Guillermo Lasso suscribió una serie de decretos para atender algunas de las demandas indígenas, pero no logró poner fin a la protesta.