MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
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La recuperación de puestos en la clasificación del último año por parte de España se explica por un mejor desempeño económico, particularmente gracias al sector turístico, así como por los avances en el crecimiento de las exportaciones de servicios comerciales, la inversión internacional y el empleo.
Asimismo, según José Caballero, economista senior del Centro de Competitividad Mundial del IMD, "también hay mejoras sustanciales, aunque en menor medida, en las infraestructuras tecnológicas y científicas, y en las medidas sanitarias y medioambientales.
Sin embargo, el experto ha advertido de que la eficacia de la administración y de las empresas parece algo estancada en comparación con 2021, especialmente en los casos de las finanzas públicas y de la legislación empresarial, que, de hecho, han experimentado un descenso constante desde 2020.
De este modo, la presente edición del ranking recoge una notable mejora de España en el indicador de rendimiento económico, uno de las cuatro grandes áreas analizadas, donde sube al puesto 35 desde el 42 que ocupó un año antes, a raíz del avance de España en aspectos como el comercio internacional (15) y la evolución de la economía doméstica (39).
Asimismo, en el aspecto de las infraestructuras, España gana una posición, hasta el puesto 25, destacando los subindicadores de infraestructura tecnológica (17), salud y entorno (19), así como infraestructura científica (25).
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DESCIENDE EN EFICACIA GUBERNAMENTAL
Por contra, España retrocede este año en el indicador de eficiencia gubernamental, al pasar de la posición 49 a la 50, como consecuencia del deterioro de la percepción con respecto al marco institucional (40), la legislación para empresas (46), las finanzas públicas (59) y la política fiscal (53).
Además, España baja un puesto en el ámbito de la eficiencia empresarial, al caer a la posición 40, a pesar de mejorar en el apartado del mercado laboral (43) y de la productividad y eficiencia (26).
Según el IMD, los principales desafíos para la economía española están relacionados con la gestión eficiente de los fondos europeos, el fortalecimiento del sistema productivo y la configuración de una economía resiliente; el impulso de la digitalización y la investigación; mejorar la empleabilidad de los trabajadores replanteando las políticas de empleo en el marco del diálogo social; la gestión de la inflación de manera que no perjudique la competitividad y el fortalecimiento de la industria replanteando las cadenas de distribución.
RANKING GLOBAL
A nivel global, Dinamarca alcanza el primer puesto por primera vez en la historia del ranking, mientras que completan los diez primeros puestos de la clasificación Suiza, Singapur, Suecia, Hong Kong SAR, Países Bajos, Taiwán, Finlandia, Noruega y Estados Unidos.
A este respecto, Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD, destaca que Dinamarca es "el país más avanzado del mundo en el ámbito digital" y encabeza la clasificación gracias a sus buenas políticas, a las ventajas que le otorga ser un país europeo, a una clara orientación hacia la sostenibilidad y al impulso de su ágil sector empresarial.
Por otro lado, los responsables del informe señalan que en Europa del Este, la posición media de competitividad ha mejorado hasta el puesto 40, un incremento de dos puntos desde 2021, mientras que en Asia Occidental y África también se ha observado un aumento promedio del puesto 38 al 37, y lo mismo en Sudamérica, donde las economías han avanzando desde el puesto 57 al 56 de media.
En el caso de Europa Occidental, se ha interrumpido la progresión competitiva iniciada en 2019, estabilizándose en el puesto 20 de media, ya que, si bien economías como Bélgica o Francia ganan posiciones, otras como Austria, Grecia o Portugal descienden.
De su lado, la media de las economías norteamericanas ha permanecido estable, aunque desde 2018 los niveles de competitividad en Norteamérica han caído del puesto 21 al 26 en 2022.
INFLACIÓN Y GEOPOLÍTICA
La última edición del listado refleja el mayor impacto de las presiones inflacionistas sobre las empresas y la competitividad de las economías nacionales, que el relacionado con la preocupación por las emisiones de gases de efecto invernadero y las disparidades socioeconómicas.
En este sentido, "la presión inflacionista está afectando a la mayoría de economías analizadas y está intensificando los cuellos de botella de la cadena de suministro en todo el mundo", tal y como señala Christos Cabolis, economista jefe del Centro de Competitividad Mundial del IMD (WCC).
De hecho, los ejecutivos encuestados perciben que estos aspectos, junto a los conflictos geopolíticos, afectan más a las empresas. "Esta priorización de las cuestiones a corto plazo puede llevar a desatender las tendencias a largo plazo, como las relacionadas con la sostenibilidad medioambiental, que podrían tener un grave impacto global", ha afirmado José Caballero.
De este modo, para el 50% de los ejecutivos encuestados la principal preocupación es la presión inflacionista, mientras que el 49% menciona los conflictos geopolíticos y el 48% los cuellos de botella en la cadena de suministro.