MORA, Nuevo México, EE.UU. (AP) — Mientras más de 2.700 bomberos combatían el domingo en el norte de Nuevo México el mayor incendio forestal activo de Estados Unidos, a muchas personas evacuadas les preocupa cada vez más su futuro después de estar semanas lejos de sus hogares.
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El incendio más extenso en la historia del estado ya lleva seis semanas ardiendo, y algunas de los cientos de personas que han tenido que ser evacuadas dicen que sus recursos económicos están disminuyendo.
Amity Maes, una residente de Mora de 30 años que dijo tener ocho meses y medio de embarazo y ni un centavo, declaró al periódico Santa Fe New Mexican que estuvo pasándose de un lugar a otro por la zona durante semanas antes de encontrar refugio en un centro en Glorieta habilitado para evacuados, donde cree que contrajo COVID-19.
Los funcionarios de Glorieta Adventure Camps indicaron que se han registrado 67 casos de coronavirus entre los evacuados, incluidos algunos que requirieron hospitalización.
Tras cumplir su periodo de aislamiento, Maes señaló que le pidieron que se fuera y se hospedara en un hotel de Santa Fe, donde podría estar más cerca de un hospital en caso de que entrara en labor de parto. A su llegada el hotel no tenía su reservación, y cuando finalmente consiguió un cuarto, era sólo por una noche.
“Nos siguen alentando a que nos vayamos a Albuquerque”, donde los evacuados están siendo alojados en hoteles, dijo Maes al periódico. “No tenemos gasolina. No tenemos ingresos. No hay vales de gasolina. No hay nada. Tengo un cuarto de tanque de gasolina y no sé qué voy a hacer”.
El centro para evacuados de Glorieta ha alojado a cientos de personas este mes y ha acogido a una docena de organizaciones que proporcionan servicios y recursos a los evacuados. Pero esta semana cerrará sus puertas para preparar sus campamentos de verano anuales.
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El personal está tratando de asegurarse de que todos los evacuados que están en el centro tengan un lugar al cual ir cuando cierre sus puertas, pero algunas familias no saben a dónde irán a parar.
Heather Nordquist ha estado participando en aliviar los problemas que afectan a los residentes del norte de Nuevo México, y dijo que las necesidades de los evacuados no están siendo cubiertas. Ella ha recaudado unos 3.000 dólares en donaciones, que ha utilizado para alimentos, tarjetas de regalo y de gasolina, y suministros para los evacuados.
“Estoy profundamente desalentada por el hecho de que el dinero de nuestros impuestos no esté llegando a estos evacuados”, dijo Nordquist al New Mexican. “Me parte el corazón (lo que está pasando) la gente de Mora”.
En tanto, el incendio forestal seguía contenido en un 40% en su perímetro el domingo.
Un frente frío que arribó el viernes por la noche provocó un descenso en las temperaturas, elevó los niveles de humedad y proporcionó una nubosidad que “genera sombra sobre el material inflamable, por lo que el fuego tiene que hacer un mayor esfuerzo y le cuesta más trabajo quemar ese material”, dijo Dennis Burns, analista de comportamiento del fuego. “De hecho nos ha dado algunas condiciones decentes para atacar este incendio”.
Con una superficie de 1.253 kilómetros cuadrados (482 millas cuadradas), el fuego es tan grande que ha sido dividido en tres zonas gestionadas por separado por tres de los 17 equipos más grandes del país especializados en incidentes Tipo I.
El incendio de Hermits Peak y Calf Canyon es uno de los cinco grandes incendios activos en el estado y uno de 16 a nivel nacional, según el Centro Nacional Interagencias contra Incendios.