Luego que el Festival de Cine de Cannes de 2020 se cancelara debido a la pandemia y la edición de 2021 se realizara de manera reducida — hasta se prohibieron los besos en la alfombra roja — la lujosa velada de cine en la Riviera francesa está lista para regresar con una edición que promete ser algo más normal.
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O al menos el estilo muy particular de normalidad de Cannes, donde durante 12 días la ropa formal y el cine se mezclan en un esplendor moteado por el sol, las largas ovaciones de pie son cronometradas y los nombres de directores como “Kore-eda” y “Denis” se pronuncian con profunda reverencia.
Lo que pasa por habitual en Cannes nunca ha sido particularmente ordinario, pero ha resistido notablemente las fluctuaciones del tiempo. Desde el primer festival en 1946, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, Cannes se ha mantenido como un espectáculo maximalista que pone el cine mundial y el glamour de la Costa Azul en el centro de atención. Y este año celebra su 75 aniversario.
“Esperemos que ahora vuelva a ser un Cannes normal”, dice Ruben Östlund, quien regresa este año con la sátira social “Triangle of Sadness” («El triángulo de la tristeza»), una continuación de su película ganadora de la Palma de Oro en 2017, “The Square” («The Square, la farsa del arte»).
“Es un lugar fantástico si eres cineasta. Sientes que tienes la atención del mundo del cine”, agrega Östlund. “Escuchar el murmullo alrededor, la gente hablando sobre las diferentes películas. Con suerte, están hablando de tu película”.
Este año, Cannes, que abre el martes con el estreno de la cinta de zombis “Z” de Michel Hazanavicius, no sólo coincide con los últimos reflujos de la pandemia y la creciente ola de contagio, sino también con la guerra más grande que Europa haya visto desde la Segunda Guerra Mundial, en Ucrania. Cannes, que comenzó como un producto de la guerra — el festival se lanzó inicialmente como rival francés del Festival de Cine de Venecia, en el que Benito Mussolini y Adolfo Hitler habían comenzado a interferir —, volverá a resonar con los ecos de un conflicto no tan lejano.
Los organizadores han prohibido la entrada al festival a rusos con vínculos con el gobierno. Se proyectarán varias películas de destacados cineastas ucranianos, incluido el documental de Sergei Loznitsa “The Natural History of Destruction”. Imágenes filmadas por el cineasta lituano Mantas Kvedaravičius antes de que éste fuera asesinado en Mariupol en abril también serán presentadas por su prometida, Hanna Bilobrova.
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Al mismo tiempo, Cannes albergará más estrellas de Hollywood que en los últimos tres años. “Top Gun: Maverick” de Joseph Kosinski, cuyo estreno se retrasó debido a la pandemia, se proyectará poco antes de su estreno en cines. Tom Cruise caminará por la alfombra roja y se sentará para dar una rara entrevista que abarcará toda su carrera.
“El sueño de todo director es poder ir a Cannes algún día”, dice Kosinski. “Ir allí con esta película y con Tom, proyectarla allí y ser parte de la retrospectiva que van a hacer para él, será una experiencia única en la vida”.
Warner Bros. estrenará la ostentosa “Elvis” de Baz Luhrmann, protagonizada por Austin Butler y Tom Hanks. George Miller, que la última vez que estuvo en Cannes fue con “Mad Max: Fury Road” («Mad Max: Furia en el camino»), estrenará su épica de fantasía “Thee Thousand Years of Longing”, con Idris Elba y Tilda Swinton. Ethan Coen presentará su primera película sin su hermano Joel, “Jerry Lee Lewis: Trouble in Mind”, un documental sobre la leyenda del rock and roll realizado con imágenes de archivo. Y también debuta “Armageddon Time” de James Gray, una historia semiautobiográfica sobre el paso a la edad adulta, ambientada en Nueva York, con Anthony Hopkins, Anne Hathaway y Jeremy Strong.
Pero la presencia de Hollywood en realidad será reducida. Las regulaciones de Cannes con respecto a los estrenos en cines han descartado esencialmente a los servicios de streaming de la competencia por el máximo premio, la Palma de Oro. El jurado de este año es presidido por el actor francés Vincent Lindon.
La ganadora del año pasado, la explosiva “Titane” de Julia Ducournau, protagonizada por Lindon, fue sólo la segunda vez que el máximo honor de Cannes fue para una mujer cineasta. Este año, hay cinco películas dirigidas por mujeres en competencia por la Palma, un récord para Cannes pero un porcentaje bajo en comparación con otros festivales internacionales.
La programación de este año también está llena de veteranos y ganadores de festival, incluidos Hirokazu Kore-eda (“Broker”), Christian Mungiu’s (“RMN”) y Jean-Pierre y Luc Dardennes (“Tori and Lokita”). Cineastas iconoclastas como Claire Denis (“Stars at Noon”), David Cronenberg (“Crimes of the Future”) y Park Chan-wook (“Decision to Leave”) también compiten por la Palma, al igual que Kelly Reichardt, quien vuelve a formar equipo con Michelle Williams en “Showing Up”.
Incluso con una lista llena de estrellas de Cannes, ¿cuánto puede realmente el festival volver a los viejos tiempos? La edición ligera de público del año pasado incluyó mascarillas dentro de los cines y pruebas regulares de COVID-19 para los asistentes. Todavía produjo algunas de las películas más aclamadas del año, incluídas la ganadora del Oscar “Drive My Car”, la nominada “The Worst Person in the World” («La peor persona del mundo») y “A Hero”. Cannes se mantiene como una plataforma sin igual para lo mejor del cine, aunque sigue siendo susceptible a las críticas en cuanto a representación.
Lo que probablemente no regrese pronto es la cantidad de fiestas que caracterizó los años en que Harvey Weinstein era una figura omnipresente en el festival. Las preocupaciones por el COVID-19 no han desaparecido. A los asistentes no se les realizarán pruebas, pero se les recomienda encarecidamente que usen cubrebocas. Pocas compañías que no son de streaming tienen los presupuestos para hacer fiestas lujosas. Las multitudes volverán a Cannes, pero ¿hasta qué punto?
“Va a ser diferente de lo que ha sido”, dice Tom Bernard, copresidente de Sony Pictures Classic y habitual de Cannes desde hace mucho tiempo. “¿Van a hacer fiestas? ¿Van a tener preocupaciones de COVID? ¿O todos van a ir allí y simplemente tratarán de ignorar las cosas?»
Bernard ha notado que algunas prácticas en el mercado de Cannes, donde se compran y venden los derechos de distribución de las películas, siguen siendo virtuales. Los encuentros iniciales con los vendedores, en los que los ejecutivos y productores suelen ir de un hotel a otro a lo largo de la Croisette, se han llevado a cabo principalmente por Zoom antes del festival, dice. La negociación se ha vuelto más enfocada. Cannes, conocida por ser altruista y frívola, quizás se haya vuelto un poco más austera.
“Es una reorganización de un evento que siempre ha sido más o menos igual, en todos los sentidos”, dice Bernard. “Creo que la rutina cambiará”.
Si algo se puede esperar con absoluta certeza en Cannes es la frecuente y ardiente propuesta para la primacía de la pantalla grande, a pesar de los continuos cambios en la industria cinematográfica. Algunas películas como la de Östlund, que coprotagoniza Woody Harrelson, esperan abarcar los mundos dispares que chocan en Cannes.
“El objetivo que nos propusimos”, dice Östlund, “era combinar lo mejor del cine estadounidense con el cine europeo, para tratar de hacer algo que fuera realmente entretenido y al mismo tiempo estimulante”.
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Jake Coyle está en Twitter como http://twitter.com/jakecoyleAP.