LONDRES (AP) — El gobierno conservador británico prometió reducir la delincuencia, mejorar la salud pública y reanimar una economía golpeada por la pandemia al presentar sus planes para el año próximo en una ceremonia llena de pompa, pero sin la reina Isabel II, ausente por primera vez en seis décadas.
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La monarca de 96 años, quien según el Palacio padece “problemas episódicos de movilidad”, envió a su hijo y heredero, el príncipe Carlos, quien leyó rápidamente los 38 proyectos de ley que el gobierno planea aprobar.
En el Discurso de la Reina, el gobierno del primer ministro Boris Johnson prometió “reanimar y fortalecer la economía y ayudar a reducir el costo de vida para las familias”. Pero no abundó en medidas inmediatas para enfrentar los enormes aumentos de precios de la energía y los alimentos.
Johnson dijo en una introducción escrita que la pandemia de coronavirus y la guerra rusa en Ucrania provocaron “enormes trastornos a la economía global”. Pero advirtió que “ningún gobierno puede de manera realista proteger a todos del impacto”.
El gobierno anunció planes para invertir en ferrocarriles y otras obras de infraestructura, crear un banco para la infraestructura del Reino Unido y “nivelar hacia arriba” las oportunidades económicas en las regiones más pobres. También anunció proyectos de ley para la educación y la financiación de la salud pública.
Otros proyectos, que apuntan a complacer a la base derechista del gobierno, incluyen promesas de aprovechar las “libertades del Brexit” al reducir la burocracia en los negocios y reformar los servicios financieros y la regulación de datos ahora que Gran Bretaña ya no pertenece a la Unión Europea.
Algunos planes ya han recibido fuertes críticas de los partidos de oposición y los defensores de las libertades cívicas, en particular una nueva ley para proscribir tácticas de protesta como las que promueven grupos como Extinction Rebellion.
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Los defensores de los derechos humanos han criticado los planes de elaborar una Carta Británica de Derechos que reemplace las leyes actuales, basadas en la Convención Europea de Derechos Humanos. Algunos ambientalistas temen que una ley que permita la “crianza de precisión de plantas y animales” abra la puerta a los alimentos genéticamente modificados, actualmente prohibidos.
Rebecca Newsom, de Greenpeace Reino Unido, dijo que el gobierno solo busca complacer los “caprichos” de los legisladores conservadores sin ofrecer “un centavo adicional de apoyo a los hogares que tienen problemas para pagar la cuenta de la luz”.
La invasión rusa de Ucrania, que ha vuelto patas arriba el orden de seguridad europeo, se vio reflejada en los planes para reforzar las leyes de espionaje, crear un “sistema de registro de la influencia extranjera” al estilo estadounidense y reforzar las leyes contra el lavado de dinero, aunque las medidas parecen tan moderadas que difícilmente erradicarán la fama de Londres como centro donde depositar ganancias mal habidas.