ZAMORA, España (AP) — Los lamentos de las cornetas, el compás de los tambores y los estremecedores cánticos religiosos vuelven a escucharse este año en toda España con el regreso de las populares procesiones de Semana Santa tras un parón de dos años por la pandemia del coronavirus.
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Durante la Semana Santa, se espera que cientos de miles de personas vuelvan a atestar a diario las calles de ciudades, pueblos y aldeas para presenciar unas procesiones que son un importante atractivo turístico y, en algunos casos, se emiten por televisión a nivel nacional.
Durante el recorrido, las cofradías de “nazarenos”, o penitentes, vestidos con sus icónicos capirotes que les cubren la cara y túnicas monacales, escoltan los pasos magníficamente decorados con las tallas de Jesús y la Virgen, sobre un fondo de calles y arquitectura antigua.
La Semana Santa ha sido siempre un feriado sagrado para los españoles y muchos se van de vacaciones, algunos solo para ver las procesiones. Pero el COVID-19 lo había paralizado todo.
La pandemia sacudió a todo el mundo a principios de 2020, y en la Semana Santa de ese año, España estaba bajo un confinamiento estricto. En 2021 se levantaron algunas restricciones, pero los desplazamientos entre regiones estaban muy restringidos y se prohibieron las reuniones públicas.
Cristina Luisa Ensegundo, de 29 años, participa en su primera procesión en la ciudad de Zamora, en el oeste del país. Lo hace en memoria de su abuela María Carmen, quien falleció a causa del coronavirus. Ella se había comprado una mantilla y una peineta para el pelo, piezas con las que se adornan las participantes que llevan elegantes vestidos negros, pero según su nieta, nunca llegó a salir en procesión.
“Cuando estaba recogiendo sus cosas y vi la peineta y mantilla me dije ‘me tengo que hacer de esta procesión’», dijo Ensegundo sobre la de la cofradía de la Virgen de la Esperanza en la que participó el jueves.
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“Al morir mi abuela dije (que esto podría ser) como homenaje o como una forma de acordarme de ella. Como siempre le había gustado esta procesión, me apunté”, agregó. “Aunque siempre está con nosotros, pero un día como hoy lo hace especial”.
Las restricciones se van eliminando poco a poco, pero las autoridades piden que se use la mascarilla cuando sea necesario en actos multitudinarios, como las procesiones.
Aunque hay algunas mujeres, como Ensegundo, la mayoría de los participantes son hombres. Hay una amplia variedad de procesiones, pero casi todas incluyen a nazarenos encapuchados. Se dice que sus sombreros cónicos se remontan a la Inquisición española, cuando se obligaba a los reos a usarlos. Los rostros cubiertos ayudaban a los pecadores a ocultar su identidad.
Estas celebraciones datan de la época en la que España era un bastión del catolicismo, pero hoy en día los nazarenos son de todas las clases sociales y muchos de ellos no tienen inclinaciones religiosas.
Para Juan Carlos Alonso, de la cofradía de Jesús del Via Crucis, “las sensaciones de hoy son especiales”, afirmó añadiendo que “Zamora vive todo el año por y para la Semana Santa”.
“Para los que viven la Semana Santa en su integridad, han sido dos años de orfandad”, señaló Alonso apuntando que, además de los aspectos religiosos y culturales, las procesiones tienen una gran importancia sentimental porque “es una tradición que va pasando de padres a hijos».
Las procesiones de Zamora comenzaron en el siglo XIII. Además de la impresionante calidad artística de los pasos y esculturas, destacan por su austeridad, su solemnidad y su cautivadora música gregoriana.
En la norteña región de La Rioja, muchos participantes procesionan con cadenas atadas a los tobillos y se flagelan. En la cercana Aragón, los nazarenos llegan a provocarse heridas sangrantes tras tocar el bombo durante horas.
Una de las procesiones más fervientes es la de la Macarena de Sevilla, en la que salen 3.600 penitentes y atrae a miles de espectadores.
Muchos de los pasos son extremadamente pesados, y el de la Macarena lo portan 36 costaleros, que suelen ser hombres que utilizan corsés para evitar lesiones de espalda. Algunas procesiones se celebran en silencio, sólo roto por los lamentos al estilo flamenco, o “saetas”. Otras están acompañadas por ruidosas bandas de música que tocan melodías más festivas.
“La importancia de la procesión es vital» para la gente en Sevilla, dijo José Antonio Fernández Cabrero, que dirige la cofradía de la Macarena y describió los dos últimos años como «un vacío existencial”.
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El periodista de The Associated Press Ciarán Giles contribuyó a este despacho desde Madrid.