Joe Wright es mejor cuando hace películas sobre amor. Puede que no siempre tengan un final feliz. De hecho, casi nunca lo hacen. Pero las películas verdaderamente románticas parecen ser algo cada vez más raro en el cine contemporáneo y, al igual que Max Ophuls y Jacques Demy antes que él, Wright casi es casi incomparable en su capacidad para hacer que el público se conmueva y sufra en un esplendor maximalista.
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“Cyrano” es uno de sus mejores esfuerzos entre una serie de películas destacadas que incluyen “Atonement” (“Expiación, deseo y pecado”) y “Pride & Prejudice” (“Orgullo y prejuicio”). Y esta fastuosa adaptación de la obra clásica de Edmond Rostand “Cyrano de Bergerac” parece haber sido realizada por gente ENAMORADA, lo que podría atribuirse al menos parcialmente al hecho de que los creativos detrás de la cámara lo estaban de aquellos al frente: Wright está casado con Haley Bennett, que interpreta a Roxanne, y la guionista Erica Schmidt está casada con Peter Dinklage, que interpreta a Cyrano.
Schmidt, debe decirse, merece más crédito que el de guionista. Es la dramaturga que no sólo tuvo la idea de que Dinklage interpretara al genio enamorado (y sin su famosa nariz), sino que también convocó a los integrantes de la banda de rock The National para que ayudara con la música. Aaron Dessner y Bryce Dessner la compusieron y el vocalista Matt Berninger colaboró con su esposa Carin Besser en las letras.
Aunque no es el primer drama de época que lo hace, es una decisión inspirada contraponer los característicos sonidos de The National, dolorosos, nostálgicos e innegablemente modernos, en un ambiente neoclásico. Bennett tiene una voz particularmente poderosa y suntuosa que te hace suspirar con ella cuando sufre. Estudió canto y no suele usar mucho esos talentos, aunque uno de sus primeros papeles fue como una estrella pop en “Music and Lyrics” (“Letra y música”). Dinklage no tiene la voz de un cantante profesional, pero su cualidad ordinaria tiene una dulzura que es más como “Umbrellas of Cherbourg” (“Los paraguas de Cherburgo”) que como Rex Harrison en “My Fair Lady” (“Mi bella dama”).
Además, Dinklage no necesita una voz de Broadway. Tiene ese rostro y esa hermosa expresividad que usa con gran maestría. Y Cyrano realmente necesita un actor que pueda mostrar todas las emociones en unos pocos momentos. Sólo hay que ver como ejemplo la tensión emocionante de la escena en que Roxanne, por quien él suspira en secreto, le revela que se ha enamorado a primera vista del apuesto soldado Christian de Neuvillette (Kelvin Harrison Jr).
Todos conocen esta historia y saben cómo termina. Pero “Cyrano” hace un gran trabajo al permitir que te aferres a la esperanza de que podría ser diferente, por agonizante que sea.
Y los tres actores protagónicos presentan sus argumentos de manera convincente. Christian puede ser torpe con las palabras y algo básico, pero sigue siendo un ser humano con un corazón cuyo amor por Roxanne parece sincero. Y Cyrano, a pesar de toda su mundanidad, ego y valentía, se reduce a migajas cuando está cerca de Roxanne, con quien tiene una química genuina. A ella también se le permite tener contradicciones, la inocencia y la sabiduría de un alma vieja, mientras navega por sus deseos y disgustos (incluyendo un baboso y engreído pretendiente, De Guiche, interpretado con decadencia y mostacho por Ben Mendelsohn tras polvos de maquillaje y vestuarios dandy).
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La producción coloca a Cyrano a mediados de los 1700, un siglo después de la obra de Rostand, permitiendo al diseñador de vestuario Massimo Cantini Parrini y al cinefotógrafo Seamus McGarvey deleitarse con colores pastel y telas brillantes y ondulantes mientras todos nos enamoramos de los protagonistas. La ciudad siciliana de Noto proporciona sus hermosos paisajes barrocos.
Wright ha dicho que simplemente quería hacer algo bello durante la pandemia. Lo logró a pesar de — o quizás debido a — que hubo unas cuantas lágrimas en la mezcla.
“Cyrano”, un estreno de United Artists Releasing, debuta en cines de Estados Unidos y Argentina el viernes (A México y Chile llegará en abril). Tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por “algo de violencia fuerte, material temático y sugerente, y lenguaje soez breve». Duración: 124 minutos. Tres estrellas y media de cuatro.
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Lindsey Bahr está en Twitter como: www.twitter.com/ldbahr