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Por ahora, la ambiciosa burbuja olímpica de Beijing va bien

Promotores en un evento organizado por los patrocinadores de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 esperan a los visitantes en un centro comercial en Beijing el jueves 10 de febrero de 2022. (AP Foto/Ng Han Guan) Promotores en un evento organizado por los patrocinadores de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 esperan a los visitantes en un centro comercial en Beijing el jueves 10 de febrero de 2022. (AP Foto/Ng Han Guan) (Ng Han Guan/AP)

BEIJING (AP) — Para una China decidida a mantener alejado el virus que surgió por primera vez dentro de sus fronteras, traer a más de 15.000 personas de todos los rincones del mundo para los Juegos Olímpicos de Invierno fue una apuesta seria, pero parece estar funcionando.

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Una semana después del inicio del evento, que durará 17 días, China parece estar afrontando bien su formidable desafío olímpico libre de COVID-19 con una llamada “burbuja” que permite a los participantes de los Juegos de Beijing saltarse la cuarentena, pero restringiendo estrictamente su movimiento para que no entren en contacto con la población en general. Ha habido 490 casos confirmados, muchos de ellos con pruebas positivas entre los visitantes asintomáticos, y hasta la fecha no hay informes de fisuras en la burbuja sanitaria.

Dentro de la burbuja, los organizadores olímpicos están empleando una versión del enfoque de tolerancia cero del gobierno. Todos se someten a pruebas diarias para detección del virus, y cualquiera que dé positivo se aísla rápidamente para evitar cualquier propagación. Los atletas y otras personas deben usar mascarillas faciales N95 cuando no estén compitiendo.

“Posiblemente, lo más arriesgado que han hecho hasta ahora es organizar los Juegos, y si pueden superar eso, entonces pueden continuar utilizando esta estrategia para mantener bajo control los brotes localizados durante mucho tiempo”, comentó Karen Grépin, una experta en salud pública de la Universidad de Hong Kong.

China tiene restricciones estrictas sobre quién puede ingresar a China y requiere que quienes lo hagan se pongan en cuarentena en hoteles designados durante dos o tres semanas. Está reaccionando incluso a los brotes más pequeños con el confinamiento de edificios y vecindarios completos, seguido de pruebas masivas de todos los residentes para erradicar y aislar los casos positivos.

La estrategia no está exenta de costos. En el período previo a los Juegos Olímpicos, China amplió sus bloqueos a ciudades enteras de más de 10 millones de personas para acabar con los brotes, lo que obligó a cerrar fábricas y tiendas no esenciales y restringió a las personas a encerrarse en sus complejos residenciales.

Una zona del suroeste del país que limita con Vietnam y donde habitan unos 4 millones de personas fue aislada esta semana debido a un brote que ha infectado a unas 180 personas. En Beijing, dos barrios residenciales permanecen cerrados debido a un puñado de casos hace dos semanas.

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El “circuito cerrado”, como se llama oficialmente a la burbuja de los Juegos Olímpicos, ha creado dos mundos separados. Los atletas y otros participantes no pueden visitar los sitios turísticos o los restaurantes y bares de Beijing en su tiempo libre. Sus únicos atisbos de la ciudad son desde las ventanas de los autobuses que los transportan desde sus alojamientos hasta los lugares de las competencias y viceversa.

Tanto sus hoteles como las sedes de competencia están cercados con muros temporales. Fueron colocados guardias para evitar que la gente salga o entre.

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