La gente, a veces, percibe a los trabajadores de salud como seres inmunes, superiores, como si nada nos fuera a pasar, pero somos como todos. Por más estudios que tengamos o conocimientos sobre el tema que hayamos adquirido, tenemos los mismos miedos y angustias que todos.
PUBLICIDAD
Por ejemplo, mi rutina después del trabajo era visitar a mis padres ancianos que viven solos. Mi madre sufre de diabetes y mi padre tiene comienzos de demencia senil. Yo soy su todo. Ahora, debido a esta pandemia, con el dolor de mi corazón, ya no puedo visitarlos. Es un sacrificio enorme; pero, como personal de salud, soy yo misma un foco infeccioso de riesgo y nunca me perdonaría el error de llevarles el virus a casa.
En estos días me ayuda una hermana que se está quedando en casa con ellos, pero todos los días preguntan por mí. Ahora nos comunicamos solo por videollamadas y tengo que hacer un esfuerzo enorme para no quebrarme.
En el trabajo, las cosas han cambiado mucho. Soy enfermera especializada en esterilización, área en la que me desempeño en el Hospital Luis Negreiros Vega del Callao. Nuestra rutina de relevos se ha visto alterada estos días para poder llegar a nuestras casas antes del toque de queda.
Nuestra área es crítica para el hospital. Si no cumplimos nuestro trabajo a cabalidad, seremos los principales responsables de dispersar algún mal, en este caso, el COVID-19. Y si bien trabajamos siempre bajo normativas y procesos de bioseguridad, esta pandemia nos ha agarrado fríos a todos y estamos implementando muchas nuevas normativas sobre la marcha. El sistema de salud peruano no estaba preparado para esto.
Debido a mi formación, una de las normas básicas de bioseguridad al regresar a casa tras el trabajo, más aún si he estado expuesta a material contaminado, es siempre sacarme los zapatos, no tocar nada, poner la ropa usada en una bolsa y tomar una ducha. Esas precauciones, debido a la pandemia, no solo tengo que seguir aplicándolas, sino reforzarlas.
Pero saquemos algo positivo de todo esto: veo que gran parte de la población está tomando conciencia por fin de lo importante que son la prevención y las normas de higiene, que nada es muy exagerado si se trata de proteger la salud.
PUBLICIDAD
Antes de que llegara esto, siempre había sido en casa la exagerada, la paranoica, la que veía males en todos lados, la que desinfectaba todo sin razón alguna. Ahora veo con alegría que muchos se están preocupando más en aprender sobre normas de bioseguridad, que los medios difunden cuidados básicos para protegernos y no seguir expandiendo el virus.
Creo que luego de todo esto vamos a ser mejores. Vamos a sacar muchas cosas positivas. Tenemos que ser más solidarios, cuidarnos para cuidar. Esto afecta a todo el mundo, no discrimina a nadie.
Yo tengo esperanza de que esto acabe pronto. Pero a veces me siento impotente porque, si bien las autoridades están tomando acción, se necesita aún más apoyo, y más rápido. Hay que redoblar esfuerzos en prevención.
Nosotros podemos sacrificarnos mucho, pero si no tenemos los implementos necesarios, nuestros esfuerzos caen en saco roto. Me siento impotente también por esa gente que no entiende que todo el sacrificio que podamos hacer para frenar esto, no sirve si no se quedan en casa, si no toman conciencia de que esto no es un juego.
No solo basta con que nos aplaudan por las noches o cuelguen cosas buenas en Internet sobre nosotros. Ayúdennos. Todos queremos que esto acabe lo más pronto posible, pero hay que salir de esta siendo mejores personas y ciudadanos, más solidarios y más instruidos en el arte de la prevención.
Cifra
720 soles de bonificación ha otorgado el gobierno al personal de salud que trabaja contra el coronavirus. Será mensual mientras dure el estado de emergencia.
LEE TAMBIÉN
– La Victoria: detienen a mujer que agredió a autoridades
– Chibolín se disculpa por dar receta de ‘brebaje’ que cura el COVID-19
– La importancia de dormir bien en cuarentena | Vanna Pedraglio
– Madre de Pep Guardiola murió a los 82 años por coronavirus
– ¿Cómo cortarse el cabello skinfade uno mismo durante cuarentena?