Más allá de ver “San Valentín”:”“:https://publimetro.pe/noticias-de-san-valentin-24154 como una fiesta de arrumacos, chocolates, cenas y encuentros carnales, quiero rescatar lo que hay detrás de este día: son las relaciones personales, esas que cuando se entregan sin medida, reconfortan, alivian y dan seguridad y confianza. Recordemos que esta fiesta cristiana tiene que ver con la afectividad y el amor.
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Pero ¿qué es el afecto? Para los expertos de la psicología, es algo que nos mueve, que nos impulsa, que nos lleva a hacer cosas, descubrir cosas. Ellos explican que, a diferencia del sentimiento -que está relacionado con experiencias de la propia persona-, el afecto está relacionado con otra persona. Pero afecto y sentimiento están vinculados. Recordemos que el afecto que recibimos y damos es una necesidad a lo largo de nuestras vidas, pues tiene que ver -especialmente en la infancia- con las huellas que dejará en la personalidad para afrontar el mundo con confianza en uno mismo, cómo nos relacionaremos con los demás, cómo serán nuestros apegos, etc.
Entonces, la pregunta se cae de madura. ¿Cómo están nuestros afectos? ¿Hace cuánto no le prestamos atención? Los niños que recibieron suficiente afecto en la infancia pueden ser más empáticos en sus relaciones, identificando que la empatía tiene que ver con ser capaz de ponerse en el zapato de la otra persona para comprender sus emociones y no solo ayudarla a resolver conflictos o llorar con ella si es que está llorando (recuerden existe la empatía cognitiva y emocional).
Saber ser agradecido
Y si seguimos pensando que San Valentín es la expresión del amor y la afectividad, ¿qué tendría que ver el agradecimiento en todo esto? Mucho. La gratitud en la ciencia de la felicidad se refiere a una actitud y a una forma de vida. Los estudios sugieren que ser agradecido incluso tiene beneficios no solo para la salud, sino también en la forma en que nos sentimos respecto a la satisfacción con la vida, en la manera de relacionarnos con los demás y, por supuesto, respecto a la propia felicidad. Y esto se enlaza mucho con esta frase tan conocida: ‘vive el aquí y el ahora’, que muchos tergiversan pensando en fiesta, juerga y demás. Esta frase lo que nos dice es que vivas el presente a conciencia plena, sin juicios y sin desesperarte en la carrera por ‘conseguir más’, sino apreciando todo lo que tienes y, aquí va la palabra, ‘agradeciendo por todo lo que tienes’.
Entonces, ahora te pregunto: ¿cuándo fue la última vez que diste un sincero gracias? El secreto del agradecimiento está en que no solo hay que darlo, es decir, no basta con ‘gracias’; se debe ser específico, diciendo ‘gracias mamá por darme la leche tan calentita como me gusta’, ‘gracias amor porque hoy tus palabras me reconfortaron’, ‘gracias hijos por ese beso tan increíble que me dieron hoy’. Esa especificidad del agradecimiento genera mayores beneficios positivos, más allá de la actitud positiva, ayuda al cerebro a concentrarse en temas de crecimiento y no en preocupaciones innecesarias y aspectos negativos de la vida.
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Saber perdonar
Y ¿qué hay con el perdón? Muchísimo, pues dar y pedir perdón puede hacer mucho bien a la salud. Investigadores como Everett L. Worthington Jr., quien se ha dedicado al estudio del perdón, ha descubierto que este genera muchos beneficios sociales y para la salud. El perdón es para muchos la reducción o eliminación del resentimiento y las motivaciones hacia la venganza. Para otros, aquella persona que brinda el perdón se siente menos motivada a tomar represalias contra aquella persona que la ofendió, pero especialmente se siente menos motivada a estar alejada de esa persona (es decir, puede buscar el acercamiento). En una relación cercana, como puede ser la de pareja, el perdón nos puede sacar de las emociones negativas y llevarnos hacia un sentimiento positivo real y sincero.
Ojo: olvidar no es perdonar. Cuando uno perdona puede recordar el hecho, pero ya no con dolor ni sentimientos negativos. Por el contrario, la falta de perdón nos mantiene en un estado emocional negativo, en el que aquel que se siente ofendido guarda sentimientos de resentimiento, hostilidad, ira y odio. Literalmente, te conviertes en un ‘hater’ u odiador profesional. El perdón lleva a la conciliación y permite abrir el corazón, el cuerpo y el espíritu a experiencias gloriosas y realmente milagrosas. De hecho, las personas adultas y las de mediana edad pueden perdonar más fácilmente que un joven.
Ahora, tú ya sabes cuál será mi pregunta: ¿A quién tienes que perdonar o pedirle perdón? A ti, a tu pareja, a un familiar, a un amigo, a tu jefe o jefa. Date el tiempo de mirar hacia adentro y de encontrar los verdaderos beneficios de encontrar la paz interior.
¿Qué me gustaría que se lleven de esta columna? Que encuentren el real sentido de la fecha, que valoren la importancia del agradecimiento, de los afectos y, especialmente, de lo que el perdón puede hacer en nuestras vidas. ¡Feliz día de San Valentín!
*Por* «Milagros Agurto»:https://www.facebook.com/milagrosagurto/*Nutricionista y coach*