Ni la pandemia de coronavirus ni el impacto económico que está ocasionando a Japón han impedido la tradición de contemplar al aire libre la floración anual de los cerezos, que en estas fechas siguen disfrutando libremente los nipones, desafiando cualquier intento de encerrarlos en casa.
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El buen tiempo está llevando a los japoneses masivamente a las calles y parques para participar en este ritual de observación de la belleza efímera de los brotes blancos y rosados llamado ‘hanami’, donde comen, beben y celebran en grupo.
Entre los asistentes al «hanami» en el icónico parque tokiota Yoyogi, se han encontrado desde los más llamativos -como bailarines de rocanrol o una comunidad de seguidores de Hare Krishna- hasta los más habituales, numerosos grupos de familiares o amigos haciendo pícnic.
Algunos juegan a pasarse pelotas de voleibol, béisbol o fútbol y a lanzarse un disco volador en un ambiente festivo, familiar y desafiante al posible contagio del coronavirus.
Este domingo, por ejemplo, se encontraba hasta un corro de jóvenes españoles, que entonaron el éxito musical «Tusa» entre bebida y bebida junto a otros grupos de nipones más silenciosos.
Pese a que han sido numerosas las cancelaciones de viajes turísticos al país en las últimas fechas, en este parque se mezclaron japoneses y extranjeros durante largas horas.
Esta floración de los cerezos o ‘sakura’ es un fenómeno estacional que se suele dar en Japón durante solo dos semanas entre finales de marzo y mediados de abril. Este año comenzaron a brotar el 14 de marzo, la fecha más temprana desde que se empezaron a tomar registros en 1953.
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Fuente Publimetro México
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