Nueva York. Fernando Corbató, padre de la contraseña y figura clave en el desarrollo de las computadoras personales, falleció el pasado viernes a los 93 años en una residencia de ancianos de Massachussets en Estados Unidos como consecuencia de complicaciones en la diabetes que padecía.
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Así lo comunicó el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), en donde Corbató, hijo de un emigrante español y nacido en California, supervisó un proyecto en los años 60 llamado ‘Compatible Time-Sharing System‘ (CTSS, Sistema para compatibilizar el tiempo compartido), que permitía a distintos usuarios en diferentes localizaciones acceder a un mismo computador a través de la línea telefónica.
En esa época, el uso de un mismo ordenador se hacía por turnos, por lo que los investigadores tenían que esperar al día siguiente para poder acceder a los resultados de sus operaciones, algo que los ‘enfurecía‘ por su ineficacia, según una entrevista a Corbató en 1963 en The New York Times.
En lugar de una gran computadora, él utilizaba una máquina de escribir eléctrica montada sobre una base de electrónica. El ordenador central podía ejecutar una operación cada vez, a través de un ‘programa supervisor‘, aunque funcionaba con agilidad y saltaba de una tarea a otra, sin que los usuarios notaran retraso.
Corbató comparó el programa supervisor con un jugador de ajedrez enfrentándose a varios oponentes al mismo tiempo, saltando de tablero a tablero.
La necesidad de que solo un usuario de ese ordenador pudiera acceder a sus propios archivos dio lugar a las contraseñas personales para cada individuo, en lo que se considera el primer vestigio de este procedimiento de seguridad.
El CTSS dio lugar a un proyecto llamado ‘Multics‘, una colaboración del MIT, Bell Laboratories y General Electric, que, a pesar de su fracaso comercial, dio lugar posteriormente al sistema operativo Unix.
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Corbató nació en Oakland, de la unión de Hermenegildo, un profesor de literatura española nativo de Villareal, y Charlotte. Estudió en el campus de la Universidad de California en Los Ángeles y, en medio de la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado por la Marina como técnico de electrónica.
Tras la guerra y graduarse, acabó en el MIT, donde hizo una tesis doctoral sobre física molecular que necesitaba de cálculos por ordenador, arrancando ahí su interés por la computación. En 1990 recibió el premio Alan Turing, el considerado Nobel de este campo.
Corbató estaba casado y tenía dos hijas biológicas, dos hijos adoptivos y cinco nietos.
Fuente EFE.