Sao Paulo. El Partido de los Trabajadores, liderado por el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó este lunes que las conversaciones entre fiscales y el ex juez **Sergio Moro **filtradas la víspera “comprueban la persecución” contra el político, que se encuentra en la cárcel, y constituyen un “atentado a la democracia”.
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Las conversaciones fueron reveladas por The Intercept Brasil, medio dirigido por el periodista estadounidense Glenn Greenwald, a quien el ex analista de la CIA Edward Snowden reveló los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) en 2013.
Según las mismas, Moro, actual ministro de Justicia de Jair Bolsonaro, orientó a través de mensajes de Telegram al fiscal Deltan Dallagnol durante la investigación que condujo a Lula a prisión, algo prohibido en el Código Penal.
The Intercept, que publicó parte de las conversaciones privadas, señala que Moro sugirió a Dallagnol cambiar el orden de las fases de la operación Lava Jato y dio consejos y pistas a los fiscales encargados del caso.
“Cometieron crímenes contra la libertad de Lula, contra el derecho de defensa y el debido proceso legal y, principalmente, contra la soberanía del pueblo en el proceso electoral”, señala la formación progresista en un comunicado.
En otra de las conversaciones publicadas, fiscales del grupo que investigaba la Lava Jato en Curitiba, liderado por Dallagnol, discuten formas de frenar una entrevista que Lula, en prisión desde abril de 2018, había concedido al diario Folha de Sao Paulo porque podría beneficiar al PT en las elecciones del pasado octubre.
Para el Partido de los Trabajadores, Moro, Dallagnol y “sus socios” actuaron de forma combinada para crear una “farsa judicial, forjando acusaciones con el objetivo político de impedir la victoria de Lula y del Partido de los Trabajadores en las elecciones presidenciales” de 2018, las cuales ganó el ultraderechista Jair Bolsonaro.
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Tras el inicio de la operación Lava Jato, hace más de cinco años, el Ministerio Público Federal acusó a Lula de ser el “comandante máximo” de una trama corrupta y de recibir un apartamento en el balneario paulista de Guarujá a cambio de favores a la constructora OAS.
Con base en esa acusación, Moro condenó a Lula a nueve años y seis meses de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero, pena que fue ratificada en segunda instancia y que condujo al exmandatario a prisión en abril del año pasado.
Con carteles de “Lula Libre”, unas 50 personas protestaron este lunes a las puertas del Ministerio de Justicia en Brasilia, a pesar de que Moro se encuentra en Manaos, capital del estado de Amazonas.
En un comunicado, Moro afirmó la víspera que en los mensajes “no se vislumbra cualquier anormalidad o dirección de actuación” cuando era magistrado, “a pesar de haber sido retiradas de contexto y del sensacionalismo de las noticias, que ignoran la gigantesca trama de corrupción revelado por la Operación Lava Jato”.
Fuente: EFE