Pekín. China volvió a defender hoy la condena a muerte al ciudadano canadiense Robert Lloyd Schellenberg, pese a las críticas de algunos países y de Naciones Unidas sobre la imposición de la pena capital por un delito de tráfico de drogas.
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“Si la imposición de la pena de muerte a Schellenberg es inhumana e inapropiada, ¿no creen que la muerte de personas por estas drogas es inhumana? No permitiremos que las drogas pongan en peligro la vida de los chinos”, aseveró la portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Hua Chunying. en rueda de prensa.
Después que el lunes un tribunal chino condenara a muerte a Schellenberg, de 36 años, por participar en 2014 en el intento de envío de 222 kilogramos de anfetaminas ocultas en neumáticos de China a Australia, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, acusó a China de haber aplicado “arbitrariamente” la pena de muerte.
En las últimas horas, Trudeau ha tratado la crisis con Pekín con otros mandatarios internacionales, como el presidente argentino, Mauricio Macri, o la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinta Arden, mientras Australia ha mostrado su preocupación por la aplicación de la pena capital en este caso.
Preguntada por estas críticas, Hua aseguró que China “no está preocupada” y, refiriéndose a las críticas procedentes de Australia, aseguró que “no representan a toda la comunidad internacional”.
Sin embargo, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó ayer su esperanza en que China revise la pena a muerte.
“La idea básica (para la ONU) es que si la pena de muerte es utilizada —y animamos a todos los estados a dejar de hacerlo— sólo es permisible en casos de asesinato intencionado, no para otros delitos como el narcotráfico”, dijo a Efe el portavoz de la oficina en Ginebra, Rupert Colville.
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Sobre la posibilidad de que el Gobierno chino conmute la pena de muerte impuesta al ciudadano canadiense, Hua señaló que “China es un Estado de Derecho, según la Constitución. Las autoridades pertinentes implementan los derechos de manera independiente y otros departamentos no interfieren”.
“Hemos dejado claro los hechos y la naturaleza de este caso”, añadió, y recordó que el tráfico de drogas es un delito “grave, reconocido por la comunidad internacional”.
El caso de Schellenberg es el último episodio de la crisis que viven Pekín y Ottawa y que se inició tras la detención en Canadá, a petición de Estados Unidos, de la directora financiera de la empresa tecnológica china Huawei, Meng Wanzhou, que se encuentra en libertad bajo fianza.
Días después del arresto de Meng, China detuvo a dos canadienses, Michael Kovrig y Michael Spavor, supuestamente por poner en riesgo la seguridad nacional china, que siguen encarcelados.
Fuente: EFE