En el mágico universo de Harry Potter, donde la fantasía y la realidad se entrelazan en la pantalla, pocos conocen la historia detrás de la silla de ruedas que marcó la vida de David Holmes, el doble de riesgo de Daniel Radcliffe. Holmes, un enérgico gimnasta de 11 años de Essex, fue seleccionado para realizar las arriesgadas acrobacias que el joven Radcliffe no podía realizar por razones de seguridad.
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La conexión entre Radcliffe y Holmes trascendió la pantalla, convirtiéndose en una amistad que iba más allá de los estudios. Holmes, además de su papel como doble, asumió el papel de consejero y hermano mayor para Radcliffe. Sin embargo, la fortuna cambió drásticamente en el primer día de 2009, durante los ensayos de la séptima película, “Las Reliquias de la Muerte: Parte 1″.
El accidente ocurrió en 2009
Holmes estaba llevando a cabo una escena donde su personaje debía enfrentarse a la serpiente Nagini de Voldemort. Una maniobra rutinaria con poleas resultó en una tragedia inimaginable: su cuello se rompió. El accidente dejó a Holmes con daño irreversible en la columna vertebral, obligándolo a pasar meses en el hospital y cambiando su vida para siempre.
Desde aquel fatídico día, David Holmes se enfrenta a la realidad desde una silla de ruedas, la consecuencia dolorosa de un incidente que alteró su destino. Aunque su carrera en el mundo del doble de riesgo había llegado a un abrupto final, la amistad con Radcliffe continuó, transformándose en un apoyo fundamental en los difíciles momentos que siguieron.
Su historia sirve como un recordatorio sombrío de los riesgos que enfrentan los dobles de riesgo en la industria del cine, destacando la importancia de la seguridad en un mundo donde la magia de la pantalla a menudo oculta los peligros que yacen tras bambalinas.