En medio del profundo dolor y luto del servicio fúnebre, los seres queridos de un joven fallecido de La Entrada en Honduras, vivieron un sorprendente y conmovedor giro que cambió su trágica historia.
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Dos semanas antes del velorio, Vilma Fuentes, madre del chico fallecido, recibió la noticia de que había muerto intentando cruzar la frontera hacia Estados Unidos. El adolescente es de nombre Osman Adonay Urbina Ayala, de 15 años.
Toda la familia se organizó para los actos funerarios y recibieron el cuerpo del fallecido, quien tenía impactos de balas. Comenzaron el velatorio en medio de la sala de su casa. La tristeza embargaba a familiares y amigos, quienes se congregaron para darle el último adiós.
El velatorio transcurría en un ambiente de pesar y añoranza, donde las palabras apenas podían expresar la magnitud del dolor, pero de repente, según informó el programa ‘Al Rojo Vivo’ de Telemundo, la mamá recibió una videollamada.
“Estoy vivo, no estoy muerto. Estoy aquí en la frontera”, le dijeron del otro lado de la llamada. Era su hijo Osman Adonay.
Vilma quedó impactada. Un escalofrío recorrió su espalda y, por un momento, el tiempo pareció detenerse. Las lágrimas llenaron sus ojos. Las palabras parecían increíbles, pero la voz en el teléfono era inconfundiblemente la de su hijo, Osman. Fue allí, cuando la madre se dio cuenta de que estaba velando el cuerpo equivocado. En ese momento, todos se preguntaron: ¿Quién es ese?
Similitudes
La madre y demás familiares de Osman, pensaron que el cadáver era de él, porque el cuerpo tenía la misma cicatriz de él por una quemadura en el brazo. Además, se parecían.
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Lo recibieron, lo limpiaron, lo vistieron y lo estaban velando. Lo único que le pareció raro a la madre es que el cadáver no tenía frenillos como su hijo y tampoco sus pecas.
Si el chico no hubiera llamado, toda la familia hubiera pensado que estaba muerto.
Este episodio singular, con la tragedia y la inesperada esperanza entrelazadas, subraya la importancia de la identificación precisa en situaciones de duelo.
El dolor sigue presente, pero la madre pudo volver a abrazar a su hijo, mientras todos en la sala compartían un sentimiento de sorpresa y asombro ante este extraordinario giro de los acontecimientos.