Amber Lodge, de 31 años, es una mujer de Nueva Zelanda con diagnóstico de trastorno de identidad disociativo (TID), una condición que la hace manifestar distintas personalidades o “alteres”, cada uno con propia edad, género, gustos y experiencias.
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Su historia la reseñó New York Post, precisando que el diagnóstico lo tuvo hace cinco años. Fue allí, cuando ella entendió el por qué de su forma de ser.
Durante toda su vida, el TID le pasó factura a Amber en el amor. Sus relaciones de pareja no duraban porque las personas con quienes estaba, se confundían al ver sus cambios bruscos de personalidad.
Entre los 93 “alteres” o personalidades de la mujer hay niños y adultos, hombres y mujeres. Cada uno, tiene una forma de ser distinta. Incluso, a veces puede tener vivencias que alguno de los “alteres” no recuerde porque las vivió con otra de sus personalidades.
New York Post reseñó las palabras que Amber dijo a Caters News: “Antes de que nos diagnosticaran TID, era difícil y confuso para las personas con las que salíamos porque no entendían por qué cambiaríamos tanto y por qué parecían elegir a una persona diferente cada vez”, manifestó la mujer, hablando en plural porque lo hacía en nombre de todos sus “alteres”.
Alguien que la comprende
Luego de un tiempo sin salir con nadie, todo cambió para Amber cuando conoció a Andrea, de 26 años. Actualmente, están casadas.
Andrea ya comprendía cómo era el TID de Amber, ya que la seguía en línea. “No tuvimos que contárselo, ella simplemente lo entendió, así que fue fácil”, dijo.
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Según el citado medio, Andrea sabe cómo tratar a Amber, acepta su TID y asegura disfrutar de cada una de sus 93 personalidades. Sabe detectar cuando está en una personalidad y cuando está en otra, además conoce cuando está en el punto de transición entre una personalidad y otra.
En un día, Amber puede presentar entre cinco y ocho “alteres”. Andrea ha aprendido a notar los gustos y preferencias de muchas de sus personalidades y conforme a eso, la trata. Dice que es como estar con distintas personas.
Como no es fácil recordar todo sobre los 93 “alteres”, Andrea anota las preferencias de cada uno en una carpeta.
“Es más difícil tratar de recordar cosas como a quién le gustan qué flores, cumpleaños y diferentes ideas para fechas que puedo planificar”, refirió Andrea.
Indicó que es fácil detectar cuando Amber está con el alter de un niño o niña. Cuando esto pasa, ella también se pone al nivel de una niña para tratarla de igual a igual.