Probablemente lo que más te apetezca durante un paseo a la playa es una cerveza u otra bebida con alcohol, pero deberías evitarlas ¿Por qué? Las bebidas alcohólicas son vasodilatadores y pueden hacer que tu tensión baje, poniendo en peligro tu vida.
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Además, señalan los especialistas, el alcohol es un diurético, lo que significa que promueve la eliminación de líquidos del cuerpo a través de la orina, todo ello unido al efecto del sol y el calor puede provocar deshidratación, especialmente en un entorno caluroso como la playa o la piscina, lo que puede desencadenar síntomas como mareos, desmayos, fatiga y dolor de cabeza.
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El consumo de alcohol también puede afectar la capacidad del cuerpo para regular su temperatura interna. En un ambiente cálido como la playa, esto puede aumentar el riesgo de sufrir insolación o golpe de calor. Por otro lado, el alcohol puede dilatar los vasos sanguíneos de la piel y hacer que te sientas más caliente de lo que realmente puedas estar.
Esto puede llevarte a pasar más tiempo al sol sin darte cuenta y aumentar el riesgo de quemaduras solares. Asimismo, la ingesta elevada de alcohol puede disminuir la conciencia y tu nivel de atención, lo que representaría un riesgo en caso de sumergirse al agua. Si no se solventa la deshidratación, podría dar lugar a cálculos renales, trastorno broncopulmonar y sequedad de las mucosas y piel.
Ya sea en la costa o en la piscina, lo ideal es tomar sorbos de agua con frecuencia para evitar la deshidratación. Además del agua hay muchas frutas que contienen una cantidad importante de líquido, tal es el caso de la sandía o el melón. En el caso de tomar alguna bebida con alcohol, lo recomendable es hacerlo con moderación.
