A pesar de que el polio está mayormente erradicado en el mundo occidental, durante la década de los 50 tuvo varios brotes bastante fatales, los cuales acabaron con la vida de muchos niños, mientras que otros encontraron refugio en los “pulmones de acero”, unos dispositivos hechos para extender la vida de los pacientes y estas son las últimas dos personas que viven en ellos.
El polio, cuyo nombre oficial es poliomielitis es una enfermedad discapacitante y potencialmente mortal causada por un virus del mismo nombre, puede infectar la médula espinal, lo cual causa parálisis y un deterioro progresivo de las funciones motoras, lo que puede llevar a la muerte. El “pulmón de acero” es un ambiente controlado donde los pacientes pueden respirar.
Paul Alexander, más conocido como “polio Paul”
El hombre nativo de Dallas, Texas contrajo polio a la joven edad de 6 años en 1952, lo cual lo llevó a perder la movilidad en casi todo su cuerpo, menos la cabeza, el cuello y la boca y casi muere antes de que los médicos lo colocaran en un pulmón de acero.
Paul Alexander uno de los ultimas personas en vivir gracias al Pulmón de Acero. El no respira por si solo desde el año 1952 y utiliza esta maquina que comprime y descomprime su pecho. Fue diagnosticado con Polio a los 6 años de edad pic.twitter.com/3IU26pKew8
— 𝘊:\𝘚ₑ𝘣ᵃ\ (@sebastia_me) September 19, 2022
“Perdí todo: la capacidad de moverme, mis piernas no me sostenían y luego no podía respirar” contó Paul sobre su experiencia al borde de la muerte. Ahora, 70 años después, ha demostrado que no conoce límites, pues al no poder moverse desarrolló una gran capacidad de memorizar cosas y no solo tiene un título universitario, sino un doctorado en derecho.
Martha Lillard
La otra persona sigue viviendo dentro de un pulmón de acero en pleno siglo 21 es Martha Lillard, quien se contagió de polio cuando tenía 5 años de edad y luego de que la enfermedad destruyera por completo su sistema respiratorio, fue puesta en el aparato para mantenerla viva.
This picture of this little girl (Martha Lillard) is a mix of sadness for a polio vaccine that came too late, but yet her smile gives me hope for the joy in life, gratitude, resiliency, and spunk. https://t.co/4Lumv9GEo3 pic.twitter.com/EVGOaaRICV
— Jack Der-Sarkissian, MD (@DrJDS) October 26, 2021
Pero, Martha ha estado cerca de la muerte en varias ocasiones, ya que, en la década de los años 90, su máquina estaba a punto de averiarse por completo, y los hospitales y museos no estaban dispuestos a deshacerse de sus dispositivos antiguos.
Finalmente, consiguió a un hombre en Utah que aceptó donarle un dispositivo antiguo. Actualmente vive en su casa, donde se dedica a pintar, ver películas antiguas y cuidar a sus perros y ha dejado claro varias veces que no tiene miedo a morir, pero tampoco a la vida.