Josef Fritzl era un hombre callado y malhumorado. Vivía con su esposa y seis hijos en una casa en Austria, pero no dejaba pasar a ningún familiar. Su esposa, a quien había violado en 1967 y por cuyo delito estuvo en prisión, inexplicablemente se casó con él años más tarde.
PUBLICIDAD
Los años pasaron y cuando su cuarta hija cumplió 16 años cometió un delito que lo llevó a la fama mundial como uno de los peores casos de abuso sexual intrafamiliar del que se tenga registro.
Fritzl era un aberrado con conocimientos de ingeniería. Durante seis años comenzó a construir un sótano, un área de trabajo donde pasar tiempo en solitario. Ni la esposa tenía derecho a ingresar en esa área.
Pero el sujeto tenía otras intenciones, hacer un cuarto para violar a su propia hija Elizabeth, a quien eligió como su víctima.
24 años en la oscuridad
Josef Fritzl invitó a la adolescente de 16 años al sótano para que le ayudara con una puerta que estaba terminando. Ambos trabajaron en la pieza y cuando habían culminado, el hombre empujó a la niña y la encerró.
Los gritos no se escuchaban. La habitación era hermética y era imposible salir de allí. Luego, el hombre sometió a su propia hija y la violó, además de hacerle entender que en adelante iba a vivir en ese espacio asfixiante y sin ventanas.
“Elizabeth había sido volada por primera vez a los 11 años, por ello intentó reunir dinero trabajando como camarera para huir de casa; incluso, logró viajar a Viena junto a un amigo, pero el padre la localizó y trajo de vuelta”, recuerda el informe de El Heraldo de México.
PUBLICIDAD
Lo que sucedió después fue la maquinación de un castigo para Elizabeth que duraría 24 años. El 26 de agosto de 1984 la vieron por última vez. La familia se preocupó pero el autoritario Josef sostuvo que la joven se había escapado con una secta religiosa, una idea que creyeron ya que previamente la joven se había fugado de la casa.
Nadie sospechaba que el sótano del viejo Fritzl era el lugar donde Elizabeth estaba condenada a ser su esclava sexual.
Tuvieron seis hijos
“A su primera hija la llamó Kerstin y nació en 1988; posteriormente nacieron Monika, Lisa, Alexander, Stefan, Félix y Michael, quien perdió la vida pocos días de haber nacido. Las indagatorias indicaban que Josef incineró el cuerpo del bebé”, citó el medio.
Para poder sacar a algunos hijos a la superficie y seguir manteniendo a Elizabeth encerrada falsificó una carta en la que ella “enviaba” a sus hijos con sus abuelos porque en la comunidad religiosa no aceptaban niños. Además, el hombre los amenazó con matarlos.
“Él les dijo que había creado un mecanismo para que las puertas les dieran descargas eléctricas si intentaban abrirlas y que un veneno saldría al sótano si intentaban escapar, matándolos a todos instantáneamente”, citó Lansdcapeinsight.com tomando datos de los documentos acusatorios.
De esta forma tres de los hijos se quedaron con la esposa y el propio Fritzl en la casa. Toda la pesadilla terminó cuando una de sus hijas requirió ser hospitalizada y el aberrado permitió que Elizabeth “llegara” para visitarla con la intención de no despertar sospechas.
En ese momento, la mujer, ya con 42 años, le contó lo que estaba sucediendo al personal del hospital y de inmediato llegó la policía. Había estallado un escándalo del que todavía se habla. El 19 de marzo de 2009, Josef Fritzl fue condenado a cadena perpetua.
En la actualidad el gobierno austríaco ha asumido la atención de las víctimas. Elizabeth quedó severamente traumatizada al igual que sus hijos cuya identidad protegieron las autoridades. El rango de edad de sus hijos es de 19 y 33 años. “Dado su historial de ansiedad severa y propensión a los episodios de pánico, algunos de sus hijos tuvieron problemas para recuperarse. Para que pudieran volver a su estilo de vida normal, se mantuvo un régimen de alimentación estricto, ejercicio constante y medicamentos que alteran el estado de ánimo”, contó el medio. Viven en un pueblo mantenido en secreto y cuentan con seguridad las 24 horas.
Contenido relacionado
¡Crueldad! Capturan a mujer que ahogó a su perrito y luego lo golpeó