Muchas veces las malas caras en el sitio de trabajo vienen acompañadas con la frase “dormí muy mal”. Una de las leyes médicas fundamentales para preservar la salud física y mental es poder dormir de forma adecuada, por ello, los especialistas recomiendan hacerlo ocho horas por la noche y si es posible, un descanso breve en la siesta.
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No dormir las horas suficientes hace a las personas “más solitarias y menos inclinadas a las interacciones sociales” y al mismo tiempo menos atractivas socialmente para los demás, así lo asegura una investigación realizada por la Universidad de California (UC) Berkeley, Estados Unidos.
“Los humanos somos una especie social. Sin embargo, la falta de sueño nos puede convertir en leprosos sociales”, asegura Matthew Walker, profesor de psicología y neurociencia de UC Berkeley.
Investigación
Los datos fueron reflejados y publicados en Nature Communications, los cuales informaron que no solo las personas con mal dormir tienden a tener problemas para relacionarse, sino que también son por excelencia trasmisores de sensaciones negativas en su entorno.
El estudio recopiló respuestas neuronales de 20 jóvenes luego de una noche normal de sueño comparándolas con las de una noche con poco descanso. El experimento contó con reproducciones de videos de personas con expresiones neutrales caminando hacia ellos y se les pidió que detuvieran las imágenes en el momento en que consideraban que estaban demasiado cerca.
Las personas privadas de sueño mantuvieron a los sujetos en el video entre un 18% y un 60% más alejados que los participantes que habían tenido entre 7 y 9 horas de sueño.
Resultados
El informe determino que “una mayor actividad del circuito neuronal conocido como la ‘Red de Espacio Cercano’, que se activa cuando el cerebro percibe posibles amenazas humanas. Adicionalmente, otro circuito del cerebro que estimula la interacción social, la ‘Red de la Teoría de la Mente’ se bloqueaba por la falta de horas de sueño agravando el problema”.
Los investigadores registraron el cambio favorable en la sociabilidad de los adultos cuando habían descansado las horas suficientes, mientras el problema se agravaba por la repetición de pocas de horas de sueño.