Los seres humanos se besan por distintas razones y algunos especialistas estiman que besarse puede considerarse como una droga natural por sus efectos físicos y neurológicos.
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Ya sea por amor, saludos, despedidas o por suerte, a lo largo, los besos siempre están presentes en la vida de las personas.
Y aunque parece normal y cotidiano existe una disciplina dedicada a la investigación científica detrás de los besos; se llama filematología.
“Imagínate que estás en un bar, te fijas en una persona y esta persona también se fija ti. Luego, se levanta, se acerca lentamente, se escupe en la mano y te susurra al oído: ‘¿Te interesaría probar esto?’. Eso es básicamente lo que hacemos cuando besamos”, razona Rafael Wlodarski, un conductista evolutivo cuya investigación en la Universidad de Oxford se centra en la sexualidad humana.
Un estudio realizado por el experto en 2013 asegura que las mujeres priorizan los besos más que los hombres, “al menos en un contexto heterosexual”.
Incluso, la investigación afirma que hay “muy poca evidencia para respaldar la hipótesis de que la función principal de besar es elevar los niveles de excitación”.
Ante este planteamiento entra la duda de ¿por qué nos besamos, si no es solo porque se siente bien?
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¿Qué nos dicen los besos, según la ciencia?
Se intercambian 80 millones de bacterias
El arte de besar implica un intercambio de fluidos corporales, por lo que el intercambio de bacterias es de lo más común.
Al menos 0,45 miligramos de cloruro de sodio, 0,7 miligramos de proteína, 0,71 miligramos de diversas grasas, 0,18 miligramos de compuestos orgánicos y 9 mililitros de agua, intercambian nuestras bocas al besarse, según indica el American Journal of Medicine.
Además, se traspasan aproximadamente 80 millones de bacterias con nuestros compañeros de besos.
Sin embargo, dichas bacterias son inofensivas y, en comparación, un apretón de manos transfiere alrededor de 124 millones de bacterias entre dos personas.
Recordamos nuestros primeros besos
Ante el apego que puede generar un beso, las personas suelen recordar para siempre los detalles de su primer beso romántico.
“El beso es una conducta asociada al apego y sus formas varían según las diferentes culturas, sin embargo su objetivo es el mismo. Así como existen conductas de sociabilidad, las hay de intimidad y de proximidad humana, la más importante es el beso. La proxémica que estudia los modos de comportamiento humano comunicacional lo ubica dentro de la distancia de máxima intimidad”, sostuvo en diálogo con este medio el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Besar como ejercicio
Al momento de besarse se ponen en movimiento al menos 30 músculos músculos para quemar de dos a 26 calorías en un minuto, según el artículo de Quartz.
Vale mencionar que caminar a cinco kilómetros por hora solo quema cinco calorías en un minuto.
Hay un animal que besa como los humanos
Si bien algunos animales simulan el comportamiento de besarse, solo hay un animal que besa como lo hacen los humanos y por las mismas razones: el bonobo.
Este chimpancé usan los besos para consolarse, vincularse y resolver conflictos.
Por qué nos besamos románticamente
“La atracción entre las personas las lleva a desear la proximidad y unión física, y los besos permiten recibir y transmitir información sobre la persona besada o de quien se recibe el beso, que es captada por los sentidos e informa acerca de muchos rasgos de personalidad y de la salud de la otra persona. Algunas investigaciones sugieren que se pueden detectar compatibilidades e incompatibilidades en el intercambio de besos. Por ese motivo, los besos pueden ser verdaderos tests que permitirían verificar si neurohormonalmente esas personas son compatibles”, expresó Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Gineco-Sexo-Estética de Halitus Instituto Médico.
Nuestro cerebro al besar
Por cada beso se liberan distintas sustancias químicas y hormonas dopamina, oxitocina y serotonina.
La oxitocina es conocida como la hormona del amor porque crea esa sensación física “cálida y confusa”.
De esta manera, queda claro porque besarse reduce el estrés. Las investigaciones arrojan que la descarga de dopamina en el cerebro activa las mismas regiones neurológicas que la cocaína, lo que explica por qué el amor es, de hecho, una droga.
“Se sabe que el beso romántico y profundo permite la liberación de numerosas sustancias como las endorfinas (sensación de bienestar), dopamina (aumenta el deseo y mejora la flexibilidad muscular), se incrementa la testosterona (deseo y energía), se libera adrenalina y fenilalanina (suben la frecuencia cardíaca mejorando la oxigenación de los tejidos) y también se eleva la oxitocina (hormona del apego). Además hay sustancias que bajan como el cortisol (hormona del estrés) y la melatonina (hormona del sueño)”, añadió Ghedin.
¿Los besos son universales?
“El beso es un fenómeno cultural con raíces psiconeurológicas. Hay culturas que reservan el beso a personas con las que existe un vínculo familiar o amoroso exclusivamente, y hay otras en las cuales el beso es un saludo simplemente. En las terapias sexuales, los besos son verdaderos recursos terapéuticos, como inductores de la respuesta sexual y reguladores hormonales que ayudan a la comunicación de las parejas y a la comprensión mutua”, concluyó Literat.
Así se da el beso perfecto, según la ciencia
Para los investigadores el beso perfecto empieza antes de que se junten los labios.
Con solo mirar a los ojos, rozar la piel, los labios, las mejillas y hablar al oído puede anticipar la pasión y prepararnos para el contacto, explica la psicóloga y sexóloga Analía Urretavizcaya.
Para ella la fragancia, la presión, el fluir, la inclinación de las cabezas, el abrazo, la dilatación de las pupilas, la aceleración del pulso y la respiración son las variables intervinientes y las respuestas de este fenómeno químico, único y exclusivo de los besantes.