Aunque cueste asimilarlo, la muerte es un tema común y corriente en la vida humana. Forma parte esencial del ciclo de la vida, sin embargo y por más que se sepa, nadie está preparado para asimilar el hecho inevitable. Cuesta mucho aceptar la pérdida de un ser querido, mucho más cuando se tiene la obligación de explicar y hacer entender a los niños chicos sobre lo sucedido.
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Muchas veces al no sentirse preparado para expresarlo o por un simple hecho de no tratar de darle importancia, muchos padres acuden a la desinformación e incluso a veces, hasta el engaño para no herir a sus hijos, situación que a la larga hace más grave y dolorosa la asimilación.
Versiones de la muerte
“Se fue de viaje, se fue a trabajar, se fue a vivir a otro país”. Estos ejemplos y otros más son varias de las erradas versiones que muchas veces se usan para notificar sobre la muerte de un ser querido y mascotas en niños entre dos y seis años. En realidad, es una actitud comprensible, pero sin duda alguna es muy nocivo y de seguro causará un mal mayor.
Otra versión errática de la muerte en los más pequeños es negar la existencia y no hablar más sobre la persona o mascota fallecida, tal cual como si nunca hubiese existido. En estos casos no se le puede poner palabra a la ausencia, es una muerte que clausura una realidad y sus consecuencias.
Especialistas aseguran que prácticamente se intenta tapar el sol con la mano, privando al niño de saber la verdad, de poder sentir el abanico de sentimientos que convoca el duelo (duelo significa dolor): tristeza, nostalgia, despedida, rabia, culpa, reparación, paz, etc.
Efectos negativos
La desinformación y ocultamiento de la realidad acumulará durante toda la vida una forma de incertidumbre y desorientación. Convertir a la muerte en un tema tabú (prohibido) crea el efecto contrario: desde las sombras se agiganta y ocupa cada vez más lugar. Sin duda tendrá efectos dañinos en el niño que expresará, con cambios de conducta (agresiones, depresiones, etcétera) o enfermedades físicas, su malestar.
Maneras para poder contar una realidad
Adriana Grande, especialista en vínculos padres-hijos, psicoanalista miembro de APDEBA e IPA (Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y Asociación Psicoanalítica Internacional) y doctora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), recomendó mirar fotos de la persona o mascota fallecida, ya que gracias los buenos recuerdos, ayuda a entender la pérdida y de a poco superarla.
Otras de las alternativas para afrontar una pérdida física en niños y adolescentes, se recomienda nombrar a la persona que ha muerto con naturalidad, recordar y reír por anécdota graciosa, permitir que se llore y sencillamente, pensarlo.