La correlación entre el mal estado físico y el alto consumo de alcohol se da por hecho en nuestra sociedad, pero parece ser menos constante de lo que se piensa.
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Un nuevo estudio señala que las personas que hacen ejercicio con regularidad y están en un buen estado físico tienden a consumir alcohol en altas cantidades.
Investigadores del Instituto Cooper, en Dallas, analizaron los datos de 38.653 adultos estadounidenses. Este estudio analiza la salud cardiovascular y su relación con varios factores de comportamiento y otras afecciones médicas.
Los autores dejaron por fuera los datos de los abstemios, porque su objetivo era comparar a los bebedores ligeros con los más pesados.
Conclusiones sobre el estado físico y el consumo de alcohol
El reporte es algo sesgado, puesto que involucró principalmente a estadounidenses blancos ricos, mostrando solo una asociación entre la aptitud física y la ingesta de alcohol, y no que una causa a la otra. Tampoco ofrece conclusiones sobre las causas del alto consumo.
Dicho esto, mostramos los principales resultados:
- Mientras en mejor forma esté la persona, más tiende a beber.
- Las mujeres más en forma tenían aproximadamente el doble de probabilidades de ser bebedoras moderadas que las mujeres con capacidades aeróbicas bajas.
- Cuando se habla de consumo moderado de alcohol, una mujer bebe entre cuatro y siete vasos de cerveza, vino u otro tipo de licor en una semana.
- En el caso de un hombre, cuando está en mejor forma tiene el doble de probabilidad de ser un bebedor moderado que otro en menor forma física.
- ¿Cuánto es un consumo moderado en un hombre? Hasta 14 bebidas por semana.
- En el caso de los bebedores empedernidos: si son mujeres, consumen ocho o más bebidas a la semana; si son hombres, 15 o más.
El análisis de los investigadores del Instituto Cooper
Kerem Shuval, director ejecutivo de epidemiología del Instituto Cooper, habló sobre los resultados de la investigación. “La mayoría de las personas probablemente no asocian la actividad física y la ingesta de alcohol como comportamientos vinculados”, señala Shuval.
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“Por lo tanto, las personas que hacen ejercicio deben ser conscientes de su consumo de alcohol, incluso haciendo un seguimiento de la frecuencia con la que beben cada semana”.
Shuval considera que “probablemente influyen los aspectos sociales”, como los compañeros de equipo y grupos de entrenamiento que comparten bebidas luego de una competencia.
Pero el investigador sugiere que es necesario mantenerse atento al alto consumo, y evitar confiarse en el buen estado físico al momento de tomar alcohol.
El análisis se publicó en la revista especializada Medicine & Science in Sports & Exercise.