La semana pasada empezó la nueva temporada de La Tarumba, circo nacional de trapecistas, acróbatas, payasos, música en vivo, altos por los aires y caballos hermosos.
PUBLICIDAD
Esta debe ser la cuarta puesta del circo que veo y creo que tal vez ha sido la que más me ha gustado. Va puliéndose con los años y se ve en el montaje, la presentación, las luces, el armado y desarmado de cada presentación. Apareció como un sueño de sus fundadores y hoy es una hermosa carpa llena de sueños y excelente música que no solo se presenta por una temporada en Chorrillos, sino que luego suele irse a otro punto de la ciudad y durante el resto del año hace ‘circo social’. Así trabajan con chicos en situación de riesgo junto con otras escuelas latinoamericanas y de la mano de la experiencia del Cirque du Soleil. No todo queda en risas, sino en compromiso con y por los chicos.
Este año toca Zanni, basada en la comedia de arte italiana. Tiene artistas nacionales y extranjeros. Y aunque siento que aún falta más fluidez en algunos segmentos, me encanta cuando el circo me desconecta de la realidad y me hace viajar a un mundo de sueño.
Mis favoritas fueron tres presentaciones que vienen todas en la segunda parte de la función. La magia de la danza con el aro es preciosa, se siente que son dos seres con vida conectados, bailando, conversando, latiendo. La pareja en fajas desde el aire nos dejó a muchos con la boca abierta. Finalmente (y no están en orden de presentación), están los acróbatas sobre el trampolín. La fuerza y confianza entre ellos es todo. ¡Ah! ¡Hay otra! (me voy acordando y sonrío). Es una presentación corta de tres acróbatas, entre ellos uno que debe pesar 270 gramos al que cargan, lanzan y atrapan mientras hace acrobacias con facilidad asombrosa.
Lo de los caballos sé que a muchos les fastidia, que todos los años saltan defensores de los animales a exigir que los dejen de usar. Ahora, yo, siendo activista, defensora de animales que recoge perritos de la calle y adopta gatos maltrechos, te puedo decir que no he visto caballos mejor cuidados que estos, que son superqueridos, engreídos, están recontra bien atendidos y protegidos. Y aunque hoy salen ya menos que antes, creo que si hubiera algún motivo por el cual no los haría salir a escena, solo sería porque hasta hoy creo que es suuuuper repetitivo lo que hacen, hermoso sí, pero suuuuper repetitivo. Me los guardaría para el final, cuando salen a bailar unos hermosos caballos de paso. Eso sí no solo emociona, sino que pone la piel de gallina.
Lo disfruté mucho, gracias. Sin embargo, si la función ya empezó, no deberían dejar entrar a más gente o por lo menos sentarlos donde haya sitio hasta el intermedio. Ya que estamos en esto, el día que fui una señora se tropezó con las vallas de metal y se cayó de cara al piso. Nadie de producción o seguridad vino a ver si estaba bien, fuimos los que estábamos allí quienes ayudamos. Pero de la organización, a pesar de estar parados frente a la caótica taquilla (o tal vez por eso mismo) ni la sombra. Mosca con eso, que la fantasía se rompe con un desliz así.
Anda al circo, es temporada y La Tarumba tiene precios para todos. Hay días de oferta. Si te sientas lejos, igual ves todo perfecto. Y si usas silla de ruedas, también puedes pasar (es más, te sientas adelante).