Esta semana, la salud de Kate Middleton ha vuelto a estar en el foco de atención después de someterse a una cirugía abdominal. Este incidente ha resaltado las complicaciones que la duquesa de Cambridge ha enfrentado durante sus embarazos, siendo hospitalizada en más de una ocasión debido a una condición específica: la hiperémesis gravídica.
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La hiperémesis gravídica es una forma extrema de náuseas y vómitos que puede ocurrir durante el embarazo. Aunque las náuseas matutinas son comunes en las primeras semanas de gestación, la hiperémesis se caracteriza por un exceso de vómitos, lo que puede llevar a la deshidratación y pérdida de peso.
La hiperémesis gravídica puso en peligro los embarazos de Kate Middleton
Esta enfermedad afectó a Kate Middleton durante sus tres embarazos, siendo ingresada al hospital King Edward II cuando esperaba al príncipe George, y posteriormente durante los embarazos de la princesa Charlotte y el príncipe Louis. A pesar de las dificultades enfrentadas por Kate Middleton en sus embarazos, ha demostrado ser fuerte y resiliente.
Aunque la hiperémesis gravídica puede ser debilitante, los expertos aseguran que, con el tratamiento adecuado, es generalmente benigna. El doctor Tim Draycott, especialista en obstetricia y portavoz del Colegio Real de Obstetras y Ginecólogos, menciona que, aunque es una experiencia desagradable, el trastorno no representa daño para el bebé. La incidencia de esta enfermedad es de uno de cada 200 embarazos.
Se cree que la hiperémesis gravídica está relacionada con las hormonas del embarazo, que tienden a disminuir alrededor de las 13 semanas. También es más común en embarazos gemelares. Sin embargo, con un manejo adecuado, los síntomas pueden controlarse y no generan complicaciones significativas para el feto.
Problemas de salud y búsqueda de privacidad, la actualidad de la familia real
Mientras la atención se centra en la recuperación de Kate, el Palacio de Kensington ha optado por guardar silencio sobre los detalles específicos de la cirugía abdominal. La familia real británica continúa gestionando la situación con discreción, y se espera que la princesa retome sus funciones públicas después de un período de recuperación.
El historial hospitalario de Kate, aunque extenso, refleja la determinación de mantener su privacidad en asuntos médicos, una posición respaldada por el comunicado oficial del Palacio de Kensington. Lo mismo se ha hecho desde Buckingham con la intervención médica del Rey Carlos III, dejando claro el deseo de privacidad de la familia.