Tras 18 años de matrimonio, el divorcio del actor Kevin Costner con Christine Baumgartner ya es un hecho. El proceso legal de separación al parecer, no es muy amistoso por parte de la pareja, ya que ante los medios de comunicación han surgido varios detalles que dejan a flote su desacuerdo por la ruptura.
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Y es que al parecer, Costner no recibió con muy buen ánimo la noticia del divorcio, el cual fue una iniciativa de Baumgartner, con quien tiene tres hijos. Mediáticamente, se maneja que él quedó sorprendido con la propuesta de separación legal por parte de la diseñadora. Además, supuestamente, ella no quiere salir de la casa que compartían, algo que él califica como un irrespeto al convenio prenupcial, alegando que este establece que en caso de divorcio, ella debe irse de la vivienda.
Ahora trascendió que a pesar de que Baumgartner le propuso al actor que hablaran juntos y presencialmente a sus hijos sobre el divorcio, él se opuso y lo hizo por medio de una llamada de Zoom de 10 minutos, reseñó People.
“Después de una relación de 24 años, desde su habitación de hotel en Las Vegas, Kevin les dijo a nuestros tres hijos que nos divorciaríamos por una llamada de Zoom de 10 minutos sin que yo estuviera presente”, dijo la mujer al citado portal.
Sin entender el por qué de la llamada
Baumgartner dijo que no entiende por qué su ex decidió hablar con sus hijos sobre el tema por una llamada, ya que tenía planificado ir a casa cinco días después. También pudo haber ido a su residencia en Las Vegas.
La diseñadora destacó que una noticia de este tipo, se da a los hijos en persona y juntos como familia. Ella lo tenía ideado de esta manera, no quería que se enteraran por fuentes externas.
Page Six publicó que ella dijo: “Ignoró mi propuesta de hacer lo que sentía que era correcto en función de la investigación y mi relación con los niños”.
El referido portal indicó que Baumgartner solicitó a la corte 248 mil dólares al mes para la manutención de sus tres hijos, de 16, 14 y 13 años. Afirmó que Costner quiere dar una cantidad “inferior” a la que necesitan los niños para mantener la calidad de vida a la que están acostumbrados.