La última película de Alfonso Cuarón, ‘Roma’, ya se encuentra disponible en Netflix para disfrutarla desde la comodidad en casa. ¿Es recomendable también verla en cine? Por supuesto, pero no significa que no se pueda obtener detalles muy ricos también en la pantalla chica. De por sí, la película se adapta y captura al espectador con una de sus atracciones más grandes, los sonidos de México que transportan a la historia.
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Antes que nada, para gozarla al máximo deberías elevar un poco el volumen de la tele, solo si no alcanzaste a verla en los cines (aunque todavía estás a tiempo). El gran potencial de ‘Roma’ es tener escenas largas, sin cortes, con acciones simples sin que resulten agotadoras, y es más, que sean importantes para la cercanía del espectador con Cleo (Yalitza Aparicio), la protagonista del relato.
El agua regada en el suelo mientras cae por el alcantarillado. Las acciones en la primera escena son claves para conocerla, y esto sucede gracias a la capacidad de resaltar cada sonido que toma lugar en la imagen. Cleo es empleada del hogar, tiene una compañera con la que comparte su lengua materna, vive con una familia de clase media y a pesar de tener una labor pesada, le da tranquilidad trabajar en esa casa.
Cabe resaltar que la cinta de Alfonso Cuarón está basada parcialmente en su infancia y la relación que tuvo con su ‘nana’. Por lo que, a más de uno le recordará una época, un momento o episodio que tuvieron durante la niñez con alguien muy cercano. Es así que el paisaje sonoro es muy importante para evocar recuerdos o desarrollar elementos para relacionar lo que escuchamos a lo que vemos.
Cerré los ojos algunos segundos mientras observaba escenas muy ruidosas como la marcha de los soldados, o la entrañable calle donde se encuentra el cine al que acude Cleo. En el saturado panorama, si uno presta la suficiente atención, puede encontrar cada cosa y personaje. Al igual como hay una composición cinematográfica bien planteada en ‘Roma’, también estamos ante una composición sonora que coloca los objeto en su respectivo lugar y momento.
Todo esto apoyado totalmente en los recursos que Cuarón elige utilizar como los movimientos horizontales de la cámara (paneos) de forma panorámica. De esta forma, vemos todo el patio, toda la casa o toda la tienda de cunas para bebés. Pero teniendo en cuenta de que mientras más dispersos frente a los ojos del público se encuentren las acciones en un espacio amplio, más dispersos estarán los sonidos que se emitan en este.
Volviendo a las escenas como cuando uno de los niños de la familia deja encendidas todas las luces de la primera planta. Cleo, como la gran encargada del orden de la casa, debe bajar antes de dormir y encargarse de apagar cada una en cada rincón, ya que se trata de una vivienda un poco grande.
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No es una escena corta ni muy larga, como quizá la del entrenamiento de artes marciales de Fermín, el novio de Cleo. Pero es suficiente, y muy satisfactorio, como apaga el interruptor de cada lámpara de luz ubicada en distintos puntos del plano. Un ‘click’ no es igual al que sigue, unos más cercanos y otros más lejanos. Es decir, la seguimos por la casa muy atentos con los ojos, y también los oídos.
Aquellos paisajes sonoros también ayudan para ambientar, hay momentos en ‘Roma’ donde no hay una música o melodía que acompañe la historia, sino simplemente el ruido que hace el contexto. Esto no significa una falta, al contrario, es más que un punto a favor para sumergirse de lleno en lo que sucede en el México de los 70, que es muy diferente al actual.
‘Roma’ es una historia netamente personal que muestra las diferencias de las condiciones sociales en México durante esa década. Cleo trabaja para la señora Sofía (Marina de Tavira), pero ambas tienen algo en común: encontrarse solas y encarar la situación por su cuenta. ‘Nosotras las mujeres, siempre estamos solas’ es la frase que las une.
El amor de Cleo es tan grande que más allá de haber pasado por una situación tan traumática aún tiene las fuerzas para ofrecerles cariño a esos niños que no son suyos, pero ya considera como su familia. El abrazo fantástico en la playa que protagoniza todos los pósters oficiales de la película deja entrever que hace falta humanidad, y aun más humanidad en el cine.
La obra nostálgica de Alfonso Cuarón ofrece un volver a vivir para muchos, entre los que están compartiendo historias con sus ‘nanas’, gracias a aquellos significados que inconscientemente hallamos en los sonidos. Esos que nos trasladan a lo más profundo de la infancia. No importa si es el agua regada para trapear, las pisadas, las cerraduras, el auto, los gritos, las risas, las olas de la playa… Algo de la historia de Cuarón habremos experimentado todos al menos una vez.
Por Antonela Rabanal@antonelarabanal
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