La vida tiene un antes y un después cuando cumples 30 años. La frase ya parece cliché, pero nada mejor que la ciencia para tener buenos argumentos de que la base tres es un punto de inflexión en nuestra vida.
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Si ya pasaste los 25 años y aguardas por los 30, ¿no has notado que vienes escuchando la misma música desde la adolescencia? ¿No sientes que paulatinamente has dejado de descubrir nueva música?
Qué sucede con el cerebro
No creas que eres el único en esta situación. De hecho, hay varias investigaciones que la explican y Gizmodo ha hecho una relación interesante de descubrimientos.
Pero vayamos por la explicación más sencilla, para no adentrarnos en el terreno de la neurociencia, para entender por qué nuestra edad es determinante para descubrir nueva música.
Ya es sabido que el cerebro libera dopamina, serotonina, oxitocina y otros elementos químicos cuando se oye música agradable. Esta actividad cerebral ocurre todos los días, pero en distintas intensidades según la edad.
En la adolescencia, etapa en la que somos muy hormonales, el cerebro es más sensible a la música y solemos recordarla para siempre.
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Con el paso del tiempo, las hormonas se relajan y dicha actividad cerebral no es tan intensa, por lo que la nueva música ya no cautiva como antes. Cada vez perdemos nuestra sensibilidad para sorprendernos de cualquier cosa.
Lo que hacemos entonces es recurrir a las canciones de la adolescencia para disfrutar del recuerdo de la experiencia pasada. O en otras palabras, vivir con un poco de nostalgia al sentir que nuestro cuerpo está condicionado a un estímulo pasado.
Las interacciones sociales
A nivel de interacción social, escuchamos la misma música porque solemos relacionarnos con personas de nuestra misma generación. Esto hace que colectivamente tengamos las mismas referencias y acudamos a los mismos recuerdos según canciones claves que en su momento fueron tendencia musical.
Obviamente esta explicación no aplica para todos. Hay quienes aún siguen buscando nueva música, porque la experiencia de música agradable es sumamente personal. No hay canciones que deban ser significativas para todos por igual. Lo que sí es una constante es la condición cerebral y cómo el tiempo nos afecta para sentir y a la larga para recordar momentos especiales.
Por André Suárez del blog No hablemos de cosas tristes
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