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Por: Vanessa Cruzado
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Radiohead, la agrupación más influyente de los últimos 20 años, rompió la ilusión de muchos peruanos cuando, por su paso por este lado del continente en 2009, no incluyó a nuestro país en la gira. Este martes, los británicos debutaron en el Estadio Nacional en el marco del SoundHearts Festival que, sin duda, apunta a convertirse en el concierto del año.
La cita iniciaba a las 9 p.m. pero 10 minutos antes, el público ya empezaba a gritar su nombre. A cuatro minutos de empezar, la presión -y ansiedad- por ver al quinteto en escena aumentaba. Fiel al dicho sobre la puntualidad británica, una luz blanca ilumina el escenario a la hora pactada para dar la bienvenida a Thom Yorke, Jonny Greenwood, Ed O’Brien, Colin Greenwood y Phil Selway.
Entre gritos, silbidos y aplausos, la mágica noche arrancó con Daydreaming -tema de su último disco-. Algunos asistentes querían registrar con su celular la primera visita de la banda, pero los fanáticos saben que un concierto de Radiohead es toda una experiencia, por lo que se encargaron de que todos guarden sus smartphones.
Y así, con una vista despejada, los liderados por Yorke continuaron elevando la valla con Ful Stop, 15 Steps y Myxomotosis. Algo particular -y quizás mágico- de Radiohead es que no necesita palabras para interactuar con el público y lo hace a través sus canciones. La banda, para llevarnos a otro estado de ánimo, tocó All I Need (donde unos cuantos derramaron lágrimas) y Pyramid Song.
Pero el quinteto fue más allá y otorgó el primer regalo a Perú. Bastaron los primeros acordes de No Surprises para que el recinto pierda el control. El single del emblemático Ok Computer (1997) no había sido incluido en los setlists de los conciertos en Chile y Argentina. Como agradecimiento, el coloso cantó a una sola voz. Y la noche aún iniciaba…
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ONDAS MÁGICAS
Radiohead tenía al público en sus manos y lo llevaba a donde quería. Luego de paradójicamente sorprender con No Surprises, los británicos vuelven a llevarnos abajo con temas como Everything in it’s right place y Bloom. De repente, volvemos a estar arriba con Reckoner y Nude. Y otra vez abajo con The Numbers, Where I end and you begin y Street Spirit.
El orden del setlist, inteligentemente elegido, era como una especie de onda. Los asistentes pasaban de una euforia pasiva (abajo) a romper en llanto y botar todo (arriba) con los temas. Sin embargo, vino el punto de quiebre. Bastó que los hermanos Greenwood, O’Brien y Selway tocaran sus instrumentos para que -acompañado del baile de Yorke- los ánimos sobrepasen el 100%. Weird Fishes/Arpeggi, junto al clásico ‘EEAA’ de los asistentes, marcó el inicio del pogo y descontrol.
Luego de que el público diera todas sus energías, o al menos eso pensaban, 2+2=5 y Bodysnatcher desafiaron la capacidad física y mental de los asistentes para seguir el ritmo de Radiohead. Tras dos pogos seguidos (tres, incluyendo Arpeggi), saltos y gritos, el Nacional había alineado las energías y chakras, al igual que la banda. En eso, las luces se apagaron.
Luego de casi hora y media ininterrumpida, los británicos tomaron un (breve) merecido descanso. La noche estaba lejos de terminar. Yorke y compañía regresaron a escena. La pantalla se tornó azul marino y, enfocando el rostro de Thom, dieron paso a Fake Plastic Threes, quizás el momento más emotivo de la noche.
Los ánimos se mantuvieron con You & whose army y There There y Exit Music (For A Film). Ahora, la onda iba cuesta arriba con National Anthem e Idioteque. El show estaba por terminar pero se venía lo mejor.
FINAL MEMORABLE
Las luces se volvieron a apagar y los músicos se retiraron del escenario. ‘Olé, olé, olé, Radio, Radio’, entonaba el Nacional para pedir su regreso y Radiohead lo hace. Ed, con su camiseta de la selección peruana, cautivó a los presentes. De hecho, esta no es la primera visita de O’Brien a nuestro país. En 2013 estuvo 10 días en Perú. El resto, consciente de ello, decidió otorgar un regalo importante.
‘Gracias a todos por venir’, dice Thom al público. ‘Esta es nuestra primera vez en Perú, gracias por hacernos sentir bienvenidos’, agregó. Quizás por ser su primera visita o quizás como compensación por no haber venido el 2009, Radiohead nos dedicó Creep y, a una sola voz, todos entendimos que pertenecíamos allí.
En Argentina, los británicos cerraron con el más conocido single de Pablo Honey (1993) pero aún faltaba lo mejor. Paranoid Android se apoderó del lugar e hizo que Radiohead, de ahora en adelante, recuerde para siempre al Perú.
El reloj marcaba las 11:15 p.m. y el Nacional sabía que se venía el final. Entre agradecimientos, el quinteto finalizó su magia con Karma Police. El público no quería dejarlos ir. ‘For a minute there, I lost myself’, entonaba el coloso y su pedido llegó a los británicos, que se quedaron unos minutos más.
Es curioso que esa fuera la frase de despedida. De hecho, nos perdimos en su magia por casi 2 horas con 20 minutos. Radiohead demostró que la perfección existe y eso es memorable.
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