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POR ZOË MASSEYFotógrafa@ZoePix
Hace un tiempo caminaba por San Martín, en Barranco, y caí en un espacio nuevo que me hizo sonreír. Finalmente había abierto una librería en el distrito: La Libre. Una que no solo traía títulos populares, sino una buena selección de arte, política, historia, feminismo (¡!) y la dosis adicional de la sonrisa amable de sus dueños. Como extra, lanzaban esta propuesta al aire: paga una membresía de 30 soles y haz uso del préstamo de libros. Una maravilla. De chica recuerdo que iba mucho a la biblioteca del Británico con mi abuela y sacábamos libros para las dos, eso ya no lo viví más después del colegio.
Con el tiempo descubrí que cada vez que la inspiración pataleaba un poco o quería hacer un regalo bonito, pasaba por ahí y salía con algo bajo el brazo. Claro, la mayoría de veces que quería un regalo para alguien más, salía también con algo para mí, algo de la selección de libros de artistas, poesía, arte en postales, que inspiran al más atorado.
Hace unos días, pase por ahí y había cerrado. Raro, pero bueno, todos debemos vacacionar. Luego leí en su Facebook que no, no eran vacaciones, era un cierre por motivos de seguridad. La constructora cavando el hueco para el próximo edificio barranquino de al lado, había roto su tubería, rajado piso y paredes. Joder, suena terrible. Ahora, antes que te golpees la cabeza contra el periódico o monitor, diré que estas cosas pasan. Sí, pasan y se solucionan. Si el daño no es estructural, no hay gran riesgo, solo una gran molestia. A una familia que conozco bien, hace muy poco le ha pasado lo mismo en otro distrito y ya la empresa solucionó el problema con la misma velocidad que se hizo la rajadura. En fin, pasa. Lo que toca es solucionar.
La Municipalidad de Barranco ha emitido un comunicado explicando la mediación ‘conciliadora’ que ha llevado, las acciones tomadas por la constructora y los pasos que se han seguido entre dueño de casa, inquilinos (La Libre), constructora y municipalidad.
Me queda claro que en todo hay más de una sola versión. He visto en redes como se lincha a un lado sin saber la historia completa, y claro, el cariño nos lleva a hacerlo. Y eso también pasa y se entiende, yo ando igual, son la pena y la indignación sumadas.
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Yo hoy me quedo triste, La Libre ya sacó sus libros, buscará tal vez otro espacio. Vendrá un nuevo edificio al barrio, que ya está sobrepoblado. Si has tenido la desgracia de ir a Barranco últimamente, notarás que está bien lejos de ser ese distrito ‘bohemio’ de años atrás. No, no es un distrito cultural que promueve, respira, come, difunde y derrama cultura. No. Una feria que vende desde comida a selfie sticks en la plaza, no es cultura; una cacofonía de color disfrazada de murales uno sobre otro sin criterio alguno, no es cultura; food trucks que llenan la Bajada de Baños no es cultura; tener cajoneros, trovadores, salseros, raperos, rockeros, todos a la vez en la plaza, no es cultura; tener ambulantes en cada metro cuadrado de la zona monumental y últimamente en cada esquina, no es cultura; que te roben dentro de un local nocturno tradicional y que la policía diga que no sabe dónde queda, no es cultura. La lista es larga, señor Mezarina y aliados del municipio, Barranco se está yendo al barranco, o al hueco del cimiento de algún moderno proyecto inmobiliario. ¿Lo vale de verdad?
Le escribí a la constructora y al cierre de esta columna no había aún recibido su comunicado al respecto. Sigo creyendo que aquí estamos perdiendo varios, y no solo por La Libre, sino por lo que estamos entendiendo como prioridad de ‘desarrollo’.
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