DIAMOND FILMS
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¿Cómo te involucraste con este proyecto?
En realidad, estuve en contacto con el proyecto por varios años, pues tomó bastante darle solidez. Una vez que me sumergí, ya no pude salir. Me gusta mi personaje, Perry, y siento que la historia es realmente atractiva. De hecho, la estructura también es bastante inusual, con muchos elementos como el MI6 -Servicio Secreto Británico -, la oligarquía rusa y la intrincada relación entre Perry y su esposa Gail, que al inicio no está nada bien.
¿Cómo describirías a Perry? Parece estar en una especie de encrucijada…
Perry es profesor de la Universidad de Londres, pero antes enseñaba en Oxford. Él trabajó ahí, mientras Gail culminaba su formación como abogada. En el transcurso, finalizó su contrato, no le renovaron y por eso comenzó a dictar en Londres, donde tuvo un romance con una de sus estudiantes. El filme inicia de hecho con Perry y Gail en Marruecos, viaje que realizaron para superar la infidelidad y ver si podían seguir juntos. Perry es un tanto inseguro, se siente decepcionado de sí mismo por no haber sido contratado en Oxford y depender de su esposa.
¿Y cómo así ambos, una pareja ordinaria, terminan trabajando como espías?
En ese viaje a Marruecos, ambos se encuentran con Dima, un miembro de la mafia rusa bastante ostentoso y masculino, cuyo estilo de vida atrae de cierta manera a Perry.
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¿Cuánto te exigió como actor esta película?
Ha sido bastante demandante. Hemos rodado en Berna, París, Marrakech… ha sido como hacer una película de James Bond (risas). Estamos ante una historia bastante internacional.
¿Cuál ha sido el aporte del director de fotografía experimental Anthony Dod Mantle -En el corazón del mar (2015)-?
Es muy talentoso. Es un maestro utilizando esas pequeñas cámaras -las SI-2K, las mismas que utilizó para ¿Quién quiere ser millonario? (2008), filme por el que ganó el Oscar a Mejor Fotografía- para las escenas de acción.
¿Es cierto que muchas veces ni siquiera sabías dónde estaban ubicadas las cámaras?
Así es. Había veces que estaban detrás de espejos, debajo de nosotros, Anthony las ponía en lugares muy locos. Llegó al punto de ponerle una cámara a una tortuga ‘porque necesitaba la perspectiva de la tortuga’ (risas).
¿Te ayudó el hecho de no saber dónde estaban las cámaras?
De hecho, las cámaras y los camarógrafos deben desaparecer cuando uno está actuando. Es decir, uno tiene que eliminarlos de la escena.
¿Cuánto aportó Susanna White a la historia?
Muchos me preguntan si tener a una mujer como directora hizo la diferencia. Sinceramente, nunca me preocupé por eso. Ella es una talentosa directora que tiene su propio modo de enfocar las cosas. Las películas de acción no son un terreno exclusivo de los hombres