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El sueño de volar [OPINIÓN]

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Nelson Molina se hizo padre muy joven. Sin trabajo y con una hija por nacer, cachueleaba un poco hasta que el extraño destino lo hizo volar. Junto a su hermano vieron cómo unos hombres lanzaban cañas a un lado de la Bajada de Armendáriz. Recogieron algunas y armaron dos cometas, como jugando. El día que iban a volarlas, su hermano no pudo ir y Nelson fue solo con las dos. De pronto, alguien le ofreció comprarle esa otra cometa. Si tan solo esa persona supiera que le cambió la vida…

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32 años han pasado de esa fecha, en la que Nelson decidió hacer algunas cometas más para vender y tentar suerte. Ahí, en la desaparecida Esquina del Pan en Miraflores, fue descubriendo qué días se vendían más, cuáles pedían, cómo eran las que volaban mejor. 32 años haciendo sonreír a conocidos y extraños. Eso no lo hace cualquiera.

Recuerda que una vez hizo una cometa de unos 5 metros de alto. Cuando agarró vuelo, entre dos tenían que sujetarla. Ese otro personaje era el ya fallecido alcalde Alberto Andrade en un evento de la municipalidad. Recuerda también cómo en su barrio de infancia empezó a hacer talleres de cometas con los niños. De eso ya unos 28 años constantes. Feliz recuerda como una vez sacando sacuara del río, armó una cometa de papel periódico para su pequeña hija. Nos cuenta que él tuvo polio, que lo mandaron a hacer la secundaria a Andahuaylas y que regreso casi corriendo y saltando, regresó bien. Solo tiene una pierna más corta que la otra (coincidentemente yo también). Nos reímos, nada lo detiene.

A Nelson le apasionan las cometas grandes. Nos enseña en su celular un video de una cometa de varios cuerpos. Juan Luis y yo, con nuestro sueño de hacer que miles vuelen cometas, no podemos más que sonreír con él. De pronto, los tres, sentados comiendo un sanguche en el Juanito de Barranco, sonreímos como niños. Ahí él nos cuenta una de sus anécdotas favoritas: un día, en el puente donde trabaja, paró un señor mayor y compró una cometa. Luego llegó otro en un carro y le compró una segunda. Nelson pensaba que serían para sus nietos, pero no, estos dos hombres grandes con corazón de niños, se conocían de la infancia y habían decidido comprar cometas para ir a volarlas juntos como hacían en su niñez. Si esto no es vivir en un lindo sueño, ¿qué es?

Nelson no quiere que la tradición de las cometas muera. Aunque ninguno de sus hijos hoy hace cometas como él, tiene el sueño de heredarle esta mágica chamba a alguno. Y yo espero que así sea. No sé si con un hijo, un nieto o dos nuevos amigos locos, pero si dejamos morir estas tardes de fantasía en el viento, dejamos morir a nuestros niños internos. Y eso no deberíamos permitirlo nunca.

Nelson se queda un rato mirando a la nada y sonriendo nos dice: ‘Volar cometas es como tener un comercial en el invierno. Una razón para salir de casa, ir al parque’. Y, coincidentemente, eso buscamos nosotros. Que no te quedes en casa y vengas este domingo 21 a volar cometas con Publimetro, Zamba Canuta y el gran Nelson.

Vamos, barrio lector. Este domingo sal de casa, aprovecha ese comercial y únete a nosotros mientras sonreímos viendo el cielo con los pies en la arena de la playa. Y conoce a Nelson, que dará un par de talleres para que tú también aprendas a hacer cometas.

Porque la vida es así de mágica, ¿sabes dónde encuentras hoy a Nelson vendiendo sus cometas? Pues, coincidentemente, en ese puente de la Bajada de Armendáriz, en Miraflores, donde hace 32 años alguien botó caña que él recogió para hacer cometas. Allí lo encuentras de julio a setiembre (o tal vez algo más) de 10 a.m. a 4 p.m., en especial los fines de semana (teéfono 992-444-787). Y el Domingo de Cometas con Publimetro será este domingo 21, desde la 1 p.m., en la playa de Agua Dulce, Chorrillos. Es gratis, es un comercial en el invierno.

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