JOSÉ BARRETO
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‘Este disco lo dedico al amor y al desamor, a los momentos frágiles y alegres que podemos tener’. Ese es el primer comentario que nos hace la cantautora mexicana Natalia Lafourcade sobre Hasta la raíz, su sexto álbum de estudio y el primero con canciones inéditas desde 2009 (año en que lanzó Hu Hu Hu). Y no le falta razón.
Los doce temas de Hasta la raíz resultan ser una suerte de páginas del diario de un rompimiento amoroso, que nos llevan por el momento mismo de la ruptura (con el tema Hasta la raíz), pasando por la nostalgia y el recuerdo de los momentos felices (Mi lugar favorito, Te quiero ver), hasta llegar a la aceptación y el resurgimiento (Lo que construimos, Estoy lista y No más llorar).
En los 52 minutos del disco, el alma de Natalia se desnuda. ‘Este material trata de encerrar un ciclo de mi vida, que duró aproximadamente tres años. Encierra ese tipo de procesos y experiencias que uno vive como persona, ya ni siquiera como artista. Tiene un principio y un fin. Es redondo, completo. Por eso las canciones están en el orden en el que están. De cierta manera, una le da pie a la otra. Es el disco más visceral que he hecho’, afirma.
Para ella, este disco ha sido como quitarse un peso de encima. Le ha servido para ‘soltarlo todo’ y así poder mirar hacia adelante. ‘Es un disco sanador, muy terapéutico y creo que esa es la carga tan especial. Fue un ritual que no pensé mucho para sentir que estaba dejando ir todo’, recuerda.
Musicalmente, Natalia nos explica que no quiso ser impositiva. La combinación de música latina, cuerdas a lo western, vientos ‘jazzies’, bossa y pop fluyó a pedido de las letras. ‘Busqué respetar la esencia de los temas. Por eso, lo que hicimos fue construir una casa musical a las letras. Las arropamos, pintamos de colores esas emociones y fotografías que propongo en las letras. Cada una de ellas era un mundo aparte’, explica.
Además, en el álbum se percibe una gran influencia de la música de Agustín Lara -a quien Lafourcade dedicó un disco de covers: Mujer Divina (2012)-. ‘Mi mayor reto era salir con canciones propias luego del Mujer Divina. Pero la música de Agustín me ayudó muchísimo. Me impulsó a querer hacer canciones tan bonitas como las de él. Este disco de todas maneras va enganchado con el anterior’, nos dice. Por último, la cantante mexicana nos deja una reflexión. ‘El amor no tiene que doler, pero duele. Aún así es la fuerza más poderosa del mundo. A partir de ahí, hay mucho por decir’.