Por: José Barreto
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¿Cómo así nació la inquietud de venir al Perú? En Sudamérica he hecho los mejores shows de toda mi carrera. El público es bastante loco y siempre me han recibido con los brazos abiertos. Ya desde hace años me picaba la curiosidad por repetir lo que viví en ciudades como Caracas, Río o Santiago de Chile. Es una gran responsabilidad tocar en Lima y espero no defraudarlos.
Con Poison tuviste que hacer muchas cosas por tu cuenta para ganarte un nombre. Había bastante fuego en tu interior en los 80. ¿Cuál era tu motivación? Soy un hombre muy apasionado con lo que hace, pero también procuro divertirme. En aquellos años, la consigna era demostrarle al público que no solo debía ir a un concierto a oír buenas canciones, sino también a tener una gran fiesta. Cuando te ganas la vida haciendo música, siempre quieres hacer el mejor espectáculo para que la gente quiera verte de nuevo.
¿Y es así hasta ahora? Sí. El fuego de los 80 no se ha apagado. En el 2012, por ejemplo, realicé la mejor sesión de fotos de conciertos de toda mi vida en el show de la Arena de Ciudad de México.
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Lo pregunto porque muchos piensan que el glam era una ‘pose’. Sin embargo, tú siempre has dicho que lo único que no has hecho en tu carrera es mentir… Yo he hecho mi carrera sobre la base de quién soy. Me vienen a la mente imágenes de 26 años atrás, cuando viví por más de cuatro años en una bolsa de dormir en el piso de una lavandería porque no tenía dinero. Pero la frustración la soltaba cuando salía al escenario, era mi momento de ser extravagante, estrella de rock, de ser glam, lo que yo quería. Soy el mismo arriba y abajo del escenario. No puedes fingir.
Fue en esos años, durante los dos primeros discos de Poison, cuando los excesos estaban a la orden del día. ¿Qué has aprendido de esa época loca? En principio, me gusta lo que hice, me gusta lo que hago y me siento feliz de quién soy ahora. Muchas otras bandas han pasado por años locos. Black Sabbath, Aerosmisth, Van Halen… lo importante es agradecer lo vivido y seguir haciendo lo que amas.
De hecho, casi mueres en un accidente de tránsito en los años 80. Además tienes diabetes tipo 1. Eres casi un sobreviviente del rock… Mi frase es ‘soy un luchador’. He pasado por mucho…hasta por una cirugía cerebral. Por eso le tengo que dar gracias a Dios, porque sigo llevando mi música al mundo. He aprendido a sacar siempre lo bueno de los momentos oscuros.
Y es que ahora eres padre y te debes a tus hijas… Ellas son un amor incondicional, esté arriba o abajo del escenario. Pero además siento que lo que le da significado a mi vida es el trabajo de caridad que hago. Dar y recibir. Esa es la consigna.
¿Qué clase de compositor es Bret Michaels? Soy un compositor que abraza el momento que vive. Tanto en mis temas con Poison o los que hice como solista, hay de todo, todo lo que me ha pasado. Hay cosas alegres como Nothing but a good time, otras más sexuales como Unskinny Bop y otras depresivas y despechadas como Every rose has its thorn. Si escuchas All I ever needed de mi álbum solista, oirás incluso a un padre preocupado por su primera hija. Mi música engloba mi vida y mi vida son mis canciones.
Siempre te has caracterizado por reinventarte. Con el reality Rock of Love volviste al ojo público. Fueron tres temporadas y muchas mujeres. ¿Realmente te enamoraste de alguna de ellas? Realmente la pasé bien. Y puedo decir que no me enamoré (felt in love), sino que me enamoré de la vida (felt in live). ¡Cómo sonó eso! (risas). Las mujeres eran muy hermosas y divertidas, pero luego de tantos programas, me di cuenta de que no podía encontrar el verdadero amor en un programa así. Pero de hecho sí hice muy buenas amigas.
Bret, ¿cuánto del frontman de los años 80 veremos esta vez en Lima? Verán el fuego de los 80. Voy a darles el mejor show que jamás haya hecho. Sé de la energía de la gente de la región y es una pena no haber venido antes. Ahora espero que la cita se repita cada año.