Por: Gabriela Acosta
PUBLICIDAD
En los 15 temas de Palosanto, tu nuevo disco solista, hay contrastes y experimentos que van de lo muy tecnológico a lo orgánico, ¿eso fue intencional o brotó de manera natural?* He intentado hacer un álbum homogéneo en términos de producción, aunque cada canción sea un mundo en sí misma. A través de la instrumentación, de los trucos de ingeniería, quise unificar el sonido. En ningún momento el disco se convierte en orgánico totalmente, aunque sí hay dos partes bien diferenciadas: un lado más marciano y una parte más humana.
¿Por qué decides jugar con esos dos sonidos? Quise marcar un poco la diferencia entre la parte observacional y algo distante, y la introspectiva y espiritual, en la que me involucro de forma profunda. La primera es social; la segunda, individual. La primera es como si un extraterrestre nos observara y pasara por diferentes estados de ánimo, al ver unos seres tan capaces, haciendo tan poco y siendo tan esclavos. Pasa del entusiasmo a la ironía, al ver cómo tendemos a caer en nuestras propias trampas y nos convertimos en guardianes de la corrección y del discurso dominante. En la segunda, ya aparezco de forma más clara, dando mi opinión, viendo en un núcleo más pequeño como la familia, la única posibilidad de realizar un verdadero cambio. Al final del disco, la conclusión es que debemos usar nuestra propia responsabilidad individual y espiritual para reconectarnos.
Plano Secuencia, Casualidades y Todo, las últimas tres canciones del disco, en lo personal, resultaron como un oasis musical. ¿Qué alivio sintió el corazón de Enrique Bunbury? Es la conclusión de todo que, en cierto modo, alivia el corazón. Es el final positivo y esperanzador. Encierra lo más cercano a mi filosofía personal, mi visión de lo universal y lo particular.
PUBLICIDAD
Hay una diferencia notable en el sonido, más maduro, libre y sin límites, ¿sientes que es un disco más universal? Es mi disco más cercano en el que he evitado las influencias externas y he intentado ser y sonar como yo mismo, sin importarme lo que hacen los demás músicos, ni las tendencias del momento, ni las raíces del pasado.
¿Qué significa Despertar para ti? No importa lo que signifique para mí. Lo que importa es que signifique algo para alguien más.
Este es tu disco número 14, ¿hubo algún ritual o proceso especial al hacerlo? Es mi disco más hermoso. Normalmente viajo para grabar mis discos. En esta ocasión, grabé al lado de mi casa. Iba caminando al estudio y volvía a cenar a mi casa. Ha sido muy importante tener a mi familia cerca para tener los pies firmes sobre la tierra, en un momento tan conflictivo como el parto creativo.
Eres un músico en constante transición. ¿Qué mantiene viva esa evolución y ganas de querer más? La evolución no se busca. Cambiamos de células diariamente, no es algo en lo que tengamos que pensar. Soy el mismo chico que empezó hace tantos años grabando junto a Héroes del Silencio, pero en una versión nueva. No es cuestión de comparar. Todos mis discos pertenecen al mismo cuadro. Si te acercas demasiado, ves solamente un fragmento. Si tomas perspectiva, ves el cuadro completo.
Si el álbum Palosanto fuera una película, ¿cuál sería el centro de la historia? El cambio.
¿Qué hay en la lista de pendientes de Bunbury? Muchas cosas. He alcanzado el primer tercio de mi vida. Tengo mucho tiempo por delante para hacer discos y otras cosas importantes que también quiero desarrollar.
¿Qué no estás dispuesto a hacer en nombre de la música? No estoy dispuesto a ser incoherente conmigo mismo. Y sé que hay quienes me consideran incoherente por los diferentes géneros o estilos que he interpretado en mis discos.
¿Qué raíces siguen intactas en ti? Sigo siendo el mismo. Solo he cambiado de forma de pensar, de ropa, de vivienda, de país, de componer de vivir… son pequeños cambios. Lo sustancial no ha cambiado en nada.