La audaz y erótica “La vie d’Adèle” (“El Azul es el color más cálido”), del franco-tunecino Abdellatif Kechiche, fue la gran triunfadora de Cannes, al ganar el domingo la Palma de Oro para el realizador y sus intérpretes, Adéle Exarchopoulos y Lea Seydoux.
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La cinta premiada por los ocho miembros del jurado presidido por el cineasta de Hollywood, Steven Spielberg, contiene las escenas sexuales más gráficas, más apasionadas, entre dos mujeres jamás vistas en las pantallas del Festival de Cannes en los 66 años de su historia.
Adaptada libremente del comic “El azul es un color cálido”, de Julie Maroh, esta excelente película, titulada en francés “La vie d’Adèle” fue la sorpresa de este certamen, en el que 20 largometrajes aspiraban a la Palma de Oro.
Las dos lesbianas son encarnadas por Adéle Exarchopoulos, una actriz nacida en París hace 19 años, excepcional en su papel de una adolescente que descubre la pasión y el amor cuando conoce a Emma, interpretada por la también francesa Lea Seydoux.
La crítica francesa la puso desde su estreno como su favorita para la Palma de Oro y el Jurado de la crítica internacional FIPRESCI la galardonó el sábado con su máximo premio.
El realizador de origen tunecino y criado en Niza (sur de Francia), no tuvo miedo de entrar en el dormitorio y retratar el amor entre dos lesbianas con gran sensibilidad pero también crudeza.
Pero lo que impactó sobre todo en Cannes fue el retrato psicológico y emocional de las protagonistas, y sobre todo, de la joven, Adele.
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El comic que ha inspirado la película se desarrolla en la década del noventa, en un momento de gran activismo homosexual. Pero Kechiche explicó en Cannes que él había preferido centrarse en sus dos personajes, y “en los encuentros entre ellas”.
“Preferí olvidarme de posibles mensajes”, dijo el realizador, cuya película fue coronada en Cannes días después de que Francia se convirtiera en el décimocuarto país en legalizar el matrimonio homosexual, mientras y millares de personas salieron nuevamente a las calles de París, para protestar por esa legislación. Las actrices, que dejaron traslucir su gran emoción en la ceremonia de premiación, confiaron en Cannes que para rodar esas crudas sexuales, “el truco” había sido la gran confianza que se estableció entre ellas y el realizador, lo que les hizo olvidar la cámara.
El autor de “La Escurridiza, o cómo esquivar el amor” (“L’esquive”) y “Cuscus” (“La Graine et le mulet”) reconoció la dificultad de retratar la sensualidad en el cine. Por eso, dijo, prefirió “jugar, actuar, construir todos juntos los personajes”.
Esta película contiene “las escenas de sexo lésbico más explosivas en reciente memoria”, escribió la revista Variety.
Pero según la crítica de la revista especializada Screen, Fionnuala Halligan, no “son sólo las largas secuencias de sexo gráfico, sin truco”, entre las dos bellas actrices lo que ha generado tantos aplausos, “sino la mirada profunda y tierna a una historia de primer amor”.
