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VANNA PEDRAGLIOCOACH DEPORTIVA Y NUTRICIONAL
En lugar de dietas prefiero hablar de estilos de alimentación. Actualmente encontramos diferentes maneras o metodologías para lograr estar más saludables. Sin embargo, por opinión propia considero que el mindfullness es la mejor opción. Paso a explicarles qué significa y por qué alrededor del mundo ha ganado tanta reputación.
El mindfullness remite a una cualidad de la mente o más bien a la capacidad propia interna de estar presente y totalmente consiente en un momento determinado. ¿Y qué tiene que ver eso con la alimentación? La nutrición mindfullness es un estilo de alimentación que puede ayudarnos a disminuir la frecuencia de conductas poco saludables con la comida. Es una técnica que ayuda a ganar control sobre tus hábitos alimenticios, basada en la atención plena del momento.
Este método implica diferentes técnicas, como comer despacio y sin distracciones, siempre sentado y en el lugar que corresponde. Existe una gran diferencia entre tener una distracción o no a la hora de comer. Les pongo un gran ejemplo: cuando vamos al cine somos capaces de comernos un gran balde de canchita viendo una película. ¿El mismo balde podrías terminarlo sentado en la mesa de tu comedor? No lo creo, porque el tener presente cada bocado enviará señales de saciedad mucho más rápido que en el caso contrario.
Punto importante de esta técnica es poder diferenciar el hambre física del emocional. Con hambre emocional me refiero a esos antojos de media tarde o ese postrecito extra que nos pide la mente sin realmente sentir hambre. Es clave también hacer partícipes a los sentidos a la hora de comer, observando los colores, olores, texturas y sabores de los alimentos. Aprende a lidiar con la culpa y la ansiedad de la comida. Por más que acudamos a ella en momentos de estrés o cuando estamos tristes, seamos conscientes de que los alimentos no resolverán nuestros problemas; más bien, nos pueden generar desbalances emocionales como culpa o ansiedad.
Vivimos en una sociedad que nos enfrenta a una gran cantidad de opciones de alimentos todos los días. Además, las distracciones han cambiado nuestra atención del acto de comer en una mesa familiar y se ha desviado al uso de televisores, computadoras y teléfonos. Comer se ha convertido en un acto de diversión o pasatiempo en lugar de algo esencial para la vida, perdiendo su sentido. Esto ha conllevado a ser un tema problemático por las propias consecuencias que traen estos desórdenes. Muchas veces lo hacemos de manera rápida e impulsiva y el cerebro tarda hasta dos minutos para recién darse cuenta que está lleno. Por este y todos los motivos anteriores, alimentarnos debe volver a ser un acto intencional en lugar de algo automático.
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Para iniciarte en este tipo de alimentación, en lugar de pensar en restricciones, requerirás de reglas simples para iniciar el proceso de cambio.
Entre ellas están:
-Come más lentamente y mastica bien. -Elimina las distracciones apagando el televisor y poniendo en silencio tu teléfono. Aprovecha una cena tranquila y con buena conversación. -Céntrate en cómo la comida te hace sentir y disfrútala. -Deja de comer cuando te sientas 80% lleno (una gran técnica utilizada por los japoneses).
-No te estreses al pensar en cambiar hábitos alimenticios. Prueba la regla del 90/10. Que el 90% de tus elecciones sean lo más saludables y ricas posibles y el otro 10% de lo que realmente te provoque. Las restricciones o la mentalidad absoluta solo te llevarán a desarrollar un hambre emocional.
Al fin y al cabo, lo que sea que decidas comer, sé consciente de que formará parte de tus células, tu sangre, tu pelo, tu piel, tus músculos y tus emociones. Ten conciencia plena de lo importante que eres y lo increíble que es tu cuerpo, el cual merece tu respeto y, sobre todo, tu cariño.