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Wendell Lira, del desempleo a competir con Messi

Wendell, de 26 años, se llevó un buen susto el lunes por la mañana. Salía de su casa en Goiania (centro oeste), en pleno corazón de Brasil, cuando un auto le cerró el paso.

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Pensó que iban a asaltarle, pero el conductor que se bajó del coche para pedirle una foto, sólo quería anunciarle que la espectacular media chilena con la que había desarmado al arquero del Atlético-GO ocho meses atrás había regresado del pasado para cambiarle la vida.

“Cuando me dio la noticia, en el primer momento no me lo creí. Luego me llamó mi esposa llorando y me puse a llorar con ella, no me lo podía creer, fue muy emocionante”, cuenta Wendell a la AFP aún aturdido por el terremoto de las últimas 24 horas.

Este nómada del fútbol curtido en los gramados terrosos de los estadios humildes de Brasil compartirá escenario el 11 de enero en Zúrich con la estrella del FC Barcelona Lionel Messi y el delantero de la Roma Alessandro Florenzi, los otros dos finalistas al Premio Puskas de la FIFA.

El galardón, que ya conquistaron Cristiano Ronaldo, Ibrahimovic, Neymar o James Rodríguez, se entregará durante la gala del Balón de Oro, una pasarela de trajes de gala, brillantina y sonrisas de diseño seguida en millones de hogares del planeta.

Obreros del balón

Aunque el increíble viaje del gol de Wendell ya había hecho su primera parada el 6 de noviembre. Fue entonces cuando supo que la FIFA había seleccionado su tanto como uno de los diez más bonitos de los que se marcaron y filmaron este año en los torneos oficiales de todo el mundo.

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En aquel momento, este delantero que cobraba 5.000 reales (unos 1.300 dólares) por mes cuando marcó el gol de su vida llevaba tres meses sin empleo, después de su salida del Goianesia al final del campeonato regional y su breve paso por el Tombense de la serie C brasileña.

Como muchos obreros del balón que regatean para sobrevivir en el país del ‘futebol’ el colectivo Bom Senso FC calcula que unos 20.000 profesionales quedan desempleados cuando terminan las ligas regionales en mayo, Wendell buscaba un club para seguir viviendo de la pasión que cultivó admirando la magia de Ronaldo.

“La vida del futbolista que no está en primera división es muy complicada, se pasan muchas dificultades, muchas veces no se recibe el salario y tenemos que mantener a nuestra familia”, relata este jugador que en 2013 tuvo que buscar trabajos suplementarios para poder pagar sus cuentas.

Tras los pasos de Neymar

Atraído por el revuelo que estaba generando, el Vila Nova, uno de los clubes de su ciudad, fichó a Wendell como el refuerzo estrella para su regreso a la serie B el próximo año.

“Me ha cambiado la vida. La gente me conoce, quieren sacarse fotos conmigo, me piden autógrafos y ahora tuve nuevas ofertas, pero gracias a Dios ya tengo trabajo. Es una locura”, explica.

Todavía hoy, Wendell no sabe cómo su tanto viajó casi 10.000 kilómetros desde Goiania hasta Zúrich para llamar la atención de la FIFA.

El 11 de enero, él, su gol y su familia desembarcarán en Europa por primera vez gracias a los internautas que votaron para que fuera finalista y que ahora elegirán por internet al sucesor del colombiano James Rodríguez, ganador el año pasado.

Y Wendell no piensa dejarse la cámara en casa.

“Al que tengo más ganas de conocer es a Neymar porque es un ídolo brasileño, pero me gustaría mucho saludar a Cristiano Ronaldo. Me encanta como juega, es un fenómeno”, cuenta con la ilusión de quien piensa cómo invertir los millones que ha ganado en la lotería.

Precisamente Neymar, finalista este año por primera vez al Balón de Oro, es el único brasileño que ganó el premio Puskas desde su creación en 2009, gracias a un tanto que marcó con el Santos en 2011.

Pero quien sueña con ser su sucesor no quiere ir a Zúrich sólo de turismo.

“Messi es un genio del balón, todo lo que hace tiene un toque de genialidad, con seguridad es el gran favorito a ganar este premio, ¡pero no se lo voy a poner fácil!”, asegura feliz.

Cuatro Balones de Oro, siete Ligas y cuatro Champions, pero como a Wendell, a Messi aún le falta el premio al gol más bonito del año.

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