VANNA PEDRAGLIO
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A todos nos sucede que, según la hora, estamos más o menos predispuestos a dar nuestro mejor esfuerzo en el entrenamiento. Pareciera que hay horas en las que simplemente el cuerpo no funciona. Pues eso tiene una razón fisiológica: depende de nuestro reloj interno, denominado también ciclo circadiano.
Para cualquier disciplina deportiva, muchísimas teorías han dado y dan importancia a la hora en la que se entrena, pero finalmente todo depende de cuáles son los objetivos que queremos conseguir.
Puede parecer un tema insignificante para los que buscan simplemente un horario libre para mantener una disciplina constante de entrenamiento. Tal vez no estemos dispuestos a sacrificar horas de nuestro trabajo o nuestro ritmo actual de vida por razones fisiológicas de entrenamiento. Sin embargo, siempre es bueno entender cómo funciona nuestro cuerpo para así tomar conciencia sobre qué tipo de entrenamiento es mejor a cierta hora del día, y si no concuerda con nuestros horarios, cómo podemos modificar el entrenamiento para sacarle el máximo provecho.
Si nos centramos exclusivamente en factores biológicos y estamos buscando desarrollar fuerza o potencia -en otras palabras, ganar masa muscular-, es indispensable tener un entorno adecuado de hormonas anabólicas o constructoras. Esto se da durante el sueño profundo por la noche y dura durante las tres primeras horas que estamos despiertos por la mañana. Luego, el pico hormonal empezará a decrecer hasta la media tarde, cuando vuelve a elevarse.
Si lo que nos interesa es quemar grasa corporal, algunos expertos en salud recomiendan hacer ejercicio físico temprano por la mañana, ya que nuestro metabolismo tendrá ese empujón durante el día para reponer toda la energía consumida y será acelerado. Sin embargo, para entrenar es importante también tomar en cuenta la temperatura corporal, que se encuentra uno o dos grados más elevada por la tarde que por la mañana. Eso puede facilitar los deportes aeróbicos que requieran impacto, pues la musculatura encontrará un estado ideal para el esfuerzo y así evitar algún riesgo de lesión. Por eso, si optamos por entrenar temprano, será necesario un calentamiento más prolongado para darle a nuestra maquinaria muscular la temperatura ideal.
No podemos dejar de lado al tocar estos temas hablar de los mitos del entrenamiento nocturno y el supuesto insomnio posterior. Siempre es bueno aclarar que cada persona es diferente y responde de manera distinta a un mismo estímulo. Los últimos estudios confirman que no es cierto que el ejercicio intenso por la noche perjudique el sueño a todas las personas.
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Así que, en definitiva, siempre podrá haber un buen momento para hacer ejercicio. Deja de poner excusas, levántate de la cama, del sofá o de la silla y practica el deporte que más te guste. El deporte es fundamental para mantenernos saludables y nos permitirá gozar de una mucho mejor calidad de vida.