“No he pensado en ni un segundo en dimitir”, aseguró Löw, de 54 años, en una entrevista publicada en la página web de la Federación Alemana de Fútbol (DFB). El seleccionador amplió su contrato hasta 2016 el pasado octubre.
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Pero, tras ganar el Mundial en Brasil, Löw se negó a responder las preguntas de los periodistas sobre su continuidad al frente de la Mannschaft, alimentando las especulaciones sobre una posible retirada.
“Simplemente me atuve a aquello que habíamos acordado antes del Mundial, que analizaríamos con tranquilidad el torneo como hemos hecho después de cada gran cita”, se justificó.
“No amplié mi contrato con la DFB hasta 2016 para romperlo prematuramente”, añadió el técnico que aseguró “sentir” la confianza de las instancias dirigentes de la federación.
Löw se mostró encantado de llevar al conjunto alemán hasta la Eurocopa 2016 que se disputará en Francia.
“No podría imaginar nada mejor que continuar trabajando con este equipo, conducirles hasta el campeonato de Europa en Francia, continuar con el desarrollo de este grupo y a cada uno de sus jugadores”, declaró en la entrevista.
“Estoy tan motivado como el primer día. Hemos celebrado un éxito gigantesco en Brasil, pero hay otros objetivos que queremos conseguir. El Mundial de 2014 es una cima, pero no es el final”, afirmó el seleccionador.
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Hay que decir que Löw, unánimemente aplaudido por su trabajo en el selección desde 2004 cuando empezó como ayudante de Jürgen Klinsmann antes de sucederle dos años más tarde, tuvo que lidiar durante varios años con reveses deportivos antes de saborear la gloria, con un triunfo supremo que le ha consagrado a los 54 años como uno de los mejores entrenadores del mundo.
A sus órdenes ha tenido una generación encabezada por el talentoso Philipp Lahm, Bastian Schweinsteiger y Lukas Podolski, con quien la austera Alemania se ha transformado.
Siempre organizada y física, el equipo germano ha incorporado toque y espectacularidad a su repertorio que ha culminado en un juego atractivo, lejos de esa selección que ganaba sin apenas brillar.
La frase de que “el fútbol es un juego simple; 22 hombres corriendo detrás del balón durante 90 minutos y en el que siempre ganan los alemanes”, dicha por del exdelantero inglés Gary Lineker, ha quedado obsoleta.
Camino de un doblete
Con Löw, Alemania ha estado siempre, por lo menos, en las semifinales de los grandes torneos, aunque excepto en Brasil, nunca llegó a imponerse.
Perdió (1-0) la final de la Eurocopa de 2008 ante España, su verdugo también en la semifinal del Mundial de 2010 (1-0), misma ronda en la que cayó (2-1) ante Italia en la Euro-2010.
Pero, el entrenador, que siempre contó con el apoyo de los dirigentes, se centró en revisar su trabajo, varió tácticamente para no repetir errores y consiguió un equipo competitivo que supo lidiar con la presión en los momentos claves.
Así lo demostró la Mannschaft en el Mundial, primero en la prórroga de octavos contra Argelia (2-1), después en el partido de cuartos contra Francia (1-0) y por último en la final contra Argentina (1-0) que también resolvió en el tiempo extra.
Estos partidos le valieron una nueva mofa de Lineker que dijo que “el truco de los alemanes es que son alemanes”.
Tras cuatro torneos, “Jogi” ha encontrado el equilibrio perfecto entre su filosofía de juego y lo que compone el ADN de la Mannschaft, que tiene como momento cumbre las semifinales del último Mundial en las que los alemanes humillaron a Brasil en casa con el escandaloso 7-1.
En Francia, dentro de dos años, intentará hacer de nuevo historia y conseguir un doblete Mundial-Eurocopa que le equipararía a su compatriota Helmut Schön, el primero en conseguirlo, pero en sentido contrario ya que ganó la Euro-1972 y el Mundial de Alemania del 74.
