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Alves pide que le devuelvan el empleo a quien le lanzó el plátano

rd4nax6ckbewzkjfdfxqjw4zby.jpg publimetro.pe (JOSEP LAGO/AFP)

El lateral brasileño del FC Barcelona, Dani Alves, pidió el jueves que el joven que le lanzó un plátano en el campo del Villarreal recupere el trabajo que, según la prensa española, perdió a raíz del incidente.

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“Mi única preocupación es que el chico ha perdido el empleo y yo eso no lo quería. No quería dañar a nadie, ha hecho una broma y la gente se ha revolucionado con esto”, dijo el jugador en una entrevista concedida a la radio catalana Rac1.

“Desde aquí pido que le devuelvan su trabajo”, añadió el brasileño de 30 años.

Según la prensa española, el joven responsable trabajaba de delegado en un equipo de las categorías inferiores del Villarreal, que le prohibió el acceso de por vida a las instalaciones y al estadio del club, lo que le habría hecho perder su empleo.

El Villarreal declinó pronunciarse sobre la cuestión para proteger la identidad del implicado que, además, se enfrenta a una pena de entre uno y tres años de cárcel por provocar la discriminación.

Durante la entrevista, Alves se mostró compasivo con el joven que “igual lo hizo en plan broma y no sabía lo que estaba haciendo”, dijo sobre el suceso ocurrido en el partido de Liga del 27 de abril que los azulgrana ganaron 2-3.

El lateral, de 30 años, se disponía a sacar un córner cuando cerca de él cayó un plátano sobre el césped del Madrigal. Sin inmutarse, el jugador recogió la fruta, la peló y le dio un mordisco antes de continuar con el juego.

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“No es una cosa que ha sucedido ahora. No quiero generalizar, no dije que España es racista. Digo que en España hay racismo. Llevo once años aquí y once años es lo mismo, la gente me llama mono”, lamentó Alves.

El Villarreal, por su parte, ha sido multado con 12.000 euros aunque no deberá cerrar su estadio. La sanción será recurrida por la Comisión Antiviolencia, que la considera insuficiente.

La acción levantó una ola de protestas, a la que se unió incluso la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Una semana después, se repitió un incidente racista cuando el senegalés del Levante Pape Diop denunció haber recibido gritos simiescos.

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