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Jorge Sánchez Herrera – Nómena ArquitecturaArquitecto/Urbanistajorge@nomena-arquitectos.com
En estos tiempos de campaña, resulta interesante escuchar a los candidatos con sus propuestas centradas en dos puntales: el tráfico y la inseguridad ciudadana. Sin embargo, son muy pocos los que, a propósito de estos problemas, hablan de planificación urbana. No asociamos nuestros problemas más esenciales con el modelo de ciudad y vida urbana que promovemos.
Es cierto que una correcta articulación de la Policía y el Serenazgo es importante para combatir el crimen, y que el uso de sistemas de prevención como la videovigilancia pueden reducir los delitos. Pero también es cierto que una ciudad insegura se puede diseñar y construir, y es eso lo que hacemos en Lima.
Como he sostenido antes, las zonas más consolidadas de la ciudad se (re)construyen con parámetros que promueven el aislamiento entre edificio y calle (espacio público), a través de ordenanzas que exigen retiros que luego son cercados con muros o rejas. Así, lo único que ha traído el desarrollo inmobiliario han sido interminables cercos a pie de calle, evitando la interacción y natural protección que puede darse entre ciudadanos.
En las áreas periféricas, donde aún existen grandes pedazos de suelo, el Estado promueve un modelo suburbano de condominios o ‘casas-club’ que funcionan como enclaves autosostenibles que no solo se aíslan de la ciudad y sus espacios públicos, sino que contribuyen a la fragmentación de su tejido urbano. Se promueven como ‘exclusivos’, cuando en realidad son espacialmente excluyentes. Fíjense, si no, en el modelo de la Villa Panamericana.
Y en general, en Lima persiste el caduco modelo de ‘zonning’ o separación de usos de los suelos, a razón de mantener una malentendida idea de ‘residencialidad’. Cuando es precisamente la mezcla de usos (poder tener los servicios cerca) lo que permite una verdadera ‘residencialidad’ y hace que los barrios estén activos y sean más seguros durante la mayor parte del día.
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El concepto de seguridad entendido desde la planificación urbana es complejo y su solución no puede pensarse de forma lineal; requiere de una mirada multidisciplinar y sobre todo multiescalar: pensar desde cómo hacemos los muros hasta cómo planteamos la zonificación del suelo. Que el candidato municipal líder en las encuestas pretenda reunirse con el presidente de la República para convencerlo de que el ejército intervenga la ciudad para ‘cuidarnos’ me preocupa bastante. Lo puedo entender de periodistas populistas, pero no de alguien que quiere ser el alcalde de Lima Metropolitana.
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