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“Olas de desarrollo”, por Zoë Massey

[AGENTE DE CAMBIO] “Aquí se enseña con amor a amar Lobitos, cuidarlo y convertirlo no solo en un mejor espacio para crecer, sino en uno que genere una movida sostenible que les permita a los niños seguir creciendo en este mágico lugar”.

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POR ZOË MASSEY
Fotógrafa
@ZoePix

En el 2004 llegué a vivir a Máncora en busca de algo de paz, mar y para alejarme de la ya entonces caótica Lima. Un día, un amigo me llevó a conocer Lobitos y me enamoré del sitio. Era un pueblo a orillas del mar, con un aire de abandono de película. Casas de madera elevadas del piso, pisos de listones largos, techos a dos aguas. Quería quedarme a vivir ahí para siempre. Entonces las casas aún no estaban en alquiler ni menos en venta, ya no recuerdo si pertenecían al Ejército peruano, lo cierto es que fue construido en aquellas épocas del boom petrolero en el norte del país, y ya casi nadie las usaba. Las cosas se dieron de manera distinta. No regresé en buen tiempo, no viví ahí y ‘para siempre’ aún no logro definirlo.

Kike Basurto fue mi presidente de mesa de votación en alguna elección, ya ni recuerdo de dónde nos conocemos, pero sí que cuando nos encontramos él me contó que estaba en un proyecto en Lobitos, algo de desarrollo, pasa a votar, firma, nos vemos. Hoy les traigo ese proyecto, Waves for Development en Lobitos, y a Kike.

Waves for Development en Lobitos ya ha cumplido 10 años de llevar educación, deporte, desarrollo y sostenibilidad a la comunidad de este pueblo en Talara, Piura. En este proyecto dirigido por un gran grupo humano, y a través de un convenio con el colegio local, se enseña inglés, surf, conservación ambiental, fotografía y se sueña con construir un centro cultural donde todas estas actividades y más se vean reunidas y productivas. Aquí se enseña con amor a amar Lobitos, cuidarlo y convertirlo no solo en un mejor espacio para crecer, sino en uno que genere una movida sostenible que les permita a los niños seguir creciendo en este mágico lugar.

Waves for Development (Waves Lobitos) nació en las playas norteñas, cuando un grupo de surfers viajeros extranjeros se juntó con peruanos y vieron en el turismo surfer una oportunidad de ayudar a los niños locales. Esto fue el 2004. El 2008 firmaron un convenio con el IPD, el 2011 recibieron un contenedor de tablas de Global Surf Industries y arrancaron un convenio con el colegio local para enseñar inglés y conservación ambiental. ‘Lo más difícil es conseguir los recursos, pero desde que inició el proyecto, no hemos parado’ me comenta Kike.

Este proyecto crece y se mueve gracias al apoyo de voluntarios, aportes privados y colectivos, y busca contribuir con el desarrollo grupal e individual de las personas en Lobitos. Para esto tienen tres programas: uno de avance comunitario donde se busca desarrollar la autoconfianza y habilidades; otro de salud ambiental y uno tercero de emprendimientos, que ofrece un espacio para el crecimiento empresarial y creativo. Son muy completos y están abiertos a propuestas como la que recibieron hace un tiempo, cuando se enseñó lacrosse a los chicos con el fin de hacer un intercambio de deporte y cultura.

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Brindar un espacio como este en un lugar donde el 30% de chicos no termina el colegio es importante, motiva, da fuerza a un pueblo que tal vez sin iniciativas así seguiría teniendo ese aire de abandono que yo conocí. (De haber conocido esa propuesta, que coincidentemente nació el mismo año en que yo llegué, tal vez quien sabe, seguiría por ahí para siempre).

Entrevista

Kike Basurto, director de Waves Lobitos

¿Quiénes son Waves Lobitos?

Somos Irene Anton, Sonia Machuca, Jhonny Gutiérrez, María de los Ángeles y Henry Espinoza -que está en el proyecto desde el inicio, habiendo sido un talentoso alumno hoy es profesor de fotografía-, y yo.

¿Por qué en Lobitos?

Lobitos es uno de los destinos de surf más concurridos a nivel mundial, gente de todo el mundo viene a buscar sus tubos y así llegaron los fundadores del proyecto. Ellos vieron que en este mágico lugar los locales no surfeaban ni participaban del movimiento turístico, y decidieron crear oportunidades para ellos a través de este deporte y del amor al mar.

¿Cuál es la meta a largo plazo?

Tenemos un terreno y hemos empezado a construir pequeños módulos con apoyo de donaciones. Queremos construir un centro cultural, donde podamos seguir enseñando a los chicos más cosas útiles para sus vidas, como carpintería, gasfitería, electricidad, etc. Buscamos no solo mejorar su nivel educativo, sino a futuro la calidad de vida integral, con paneles solares, biodigestores, bioconstrucción, etc.

¿Qué otras historias inspiradoras aparte de la de Henry han salido de Waves Lobitos?

Karen Periche es una de las pocas chicas se mantuvo firme en el surf. Logró ser nuestra instructora de surf, pasando de alumna a maestra. Hoy estudia Turismo en la Universidad Ruiz de Montoya y paga sus estudios trabajando como instructora de surf para una escuela.

Después de esta conversación, me quedo sonriendo, sabiendo que hay quienes están generando cambios a largo plazo en la vida de chicos de un pueblo tan lejano de la realidad de muchos. Que este lunes que empezaron las clases, un grupo de chicos en Lobitos no solo retoma el colegio, sino la experiencia de ser parte de Waves y como esta puede cambiar su presente con solo un poco de amor al Mar.

Cifras y más datos
30% de escolares en Lobitos no termina la secundaria.

El 70% de quienes abandonan la escuela se dedica a la pesca con sus familias.

El inglés no forma parte del currículo de la escuela.

Muchos padres no saben nadar, por ende sus hijos tampoco (hoy, waves da clases de natación).

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