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El gusto por la lectura y las ganas de compartir fue lo que impulsó a Pilar Mujica de Calmet a aventurarse a sacar algunos libros de su biblioteca personal en un carrito de supermercado y prestarlos a cualquier que pase por el parque Antonio Raimondi de Miraflores y que quiera leer. Así creó la biblioteca ambulante María Rostworowski, que atiende gratuitamente todos los sábado de 4 a 6 de la tarde desde hace un año y medio.
‘Al comienzo la gente se reía, no me creía y me miraba como un bicho raro. Pero poco a poco la gente se ha acostumbrado a que yo esté con mis libros y ahora les parece normal’, cuenta Pilar, quien también es especialista en arte helenístico.
‘La lectura te abre la mente, te hace ser más tolerante y al ser más tolerante te haces mejor ciudadano y mejor persona. (…) Es una forma de educarte, de entender el mundo y entender a los demás’, añade.
La tecnología es un aliado
Pilar Mujica no rechaza los nuevos soportes de información que hoy reemplazan el papel y más bien piensa que las nuevas tecnologías pueden ser aliadas de los lectores: ‘Creo que (la tecnología) es buena porque facilita las cosas a la gente joven y ahora pueden leer por internet. Sentado en tu estudio o escritorio, tienes acceso a un libro escrito en el África, en Asia o en cualquier lugar del mundo y eso me parece muy positivo’.
Sistema de préstamos basado en la confianza
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Los libros de la biblioteca ambulante María Rostworowski no son para que se lean en el parque, los usuarios pueden llevárselos a su casa y ‘dedicarle las horas que necesita el libro’, dice Pilar, cuyo sistema de préstamos está basado en la buena fe.
‘Yo no apunto nada. Yo les digo (a los usuarios) que los libros están en préstamo y, si viven lejos y no lo pueden devolver, no se preocupen, una vez que lo hayan leído, dénselo a otras personas para que lo sigan leyendo. La idea es que los libros no estén arrumados en un estante, sino en manos de los lectores’, explica.
Pilar Mujica espera que su idea se repita en otros distritos: ‘Si cualquier persona viene y me dice ‘quiero que me dones libros’, yo le puedo donar una cantidad para que comience y explicarle un poco el proceso. La idea es que esto se multiplique’.
Un punto negro de 1.800 años es el primer ‘cero’ de la historia
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