Las empresas japonesas son conocidas por sus interminables horarios de trabajo y sus estresantes estructuras jerárquicas, pero una de ellas afirma haber encontrado un buen remedio: los gatos .
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En la pequeña oficina de Tokio de la compañía de informática Ferray, nueve felinos ronroneantes descansan sobre las piernas de sus empleados, saltan de sus delicados cojines a los teclados y duermen y comen en total libertad.
Hidenobu Fukuda, que dirige la empresa, introdujo su política de “gatos en la oficina” en 2000 a petición de uno de sus colaboradores, y autorizó a los empleados a acudir con su minino.
“También le doy 5.000 yenes (40 euros) al mes a quien salve un gato”, agrega.
Otras empresas también se han planteado recurrir a los animales para reducir el estrés y la ansiedad de la plantilla.
En Oracle Japan, un antiguo pastor inglés llamado Candy ha sido nombrado “embajador” encargado de los invitados y de calmar al personal, según la página web de la empresa. El grupo estadounidense cuenta con un perro en su oficina nipona desde 1991 y Candy, el cuarto, tiene perfiles en Twitter e Instagram.
Por su parte, la firma de recursos humanos Pasona Group “contrató” a tiempo completo a dos cabras en 2011 y dos alpacas en 2013, utilizadas, en parte, con fines terapéuticos.
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En Tokio hay alrededor de sesenta cafés con gatos oficialmente reconocidos, donde los felinos deambulan entre los clientes.
En Ferray, Eri Ito está encantada: “los gatos están durmiendo justo a nuestro lado, es relajante”.
Pero tener gatos en la oficina también tiene su parte negativa, admite Fakuda. “A veces, el gato camina sobre el teléfono y corta la llamada, o apagan los ordenadores al pisar el interruptor”.
AFP
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