Ryan era un pequeño de siete años que fue encontrado en deplorables condiciones en un orfanato de Bulgaria. Apenas pesaba tres kilos y no recibía los mejores cuidados en el lugar.
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Su historia cambió cuando Priscilla Morse, una mujer de Nashville en Estados Unidos, descubrió el caso y decidió luchar para lograr la adopción del menor.
“La primera reunión (para adoptar a Ryan) fue bastante aterradora”, relató la norteamericana en su blog personal, agregando que “pensaba que las enfermeras me habían llevado al niño equivocado, ya que Ryan parecía demasiado pequeño para su edad”.
“Era piel y huesos, literalmente parecía un esqueleto, lo primero que pasó por mi cabeza fue que iba a morir”, agregó.
El pequeño en ese instante pesaba 3,5 kilos, su piel estaba cubierta de vellos y tenía los siguientes problemas: parálisis cerebral, microcefalia, enanismo, escoliosis y pies severamente palmeados. Además, regurgitaba la comida pues sabía no volvería a alimentarse nuevamente.
“Nunca en mi vida había visto a los médicos mirar a un niño y romperse a llorar”, admitió la mujer, señalando que los facultativos le dijeron que el menor probablemente moriría.
Sin embargo, Morse luchó por la adopción y la logró. Y tras esto, las mejorías comenzaron de inmediato. Los doctores pudieron adaptarle un tubo de alimentación que se conectó a los intestinos y con ello el pequeño pudo mejorar su estado.
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En la actualidad, Ryan ha avanzado a grandes pasos, lo cual puede ser observado en la página de Facebook Saving Baby, en donde la familia ha publicado la evolución del menor.
Publimetro Chile
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