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En medio de múltiples manifestaciones de congoja, fueron sepultados esta tarde en el cementerio Campo Fe de Huachipa, los restos mortales de los bomberos de la Compañía Roma 2, Alonso Salas Chanduvi, Eduardo Jiménez Soriano y Raúl Sánchez Torres, valerosos héroes de rojo, que el martes último ofrendaron sus vidas enfrentándose a un pavoroso incendio en el Agustino.
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Los féretros de estos héroes civiles fueron trasladados hasta el camposanto en las unidades de bomberos y llevados luego en hombros por sus compungidos compañeros de labores, todos vestidos con el tradicional traje rojo que identifica a los bomberos voluntarios del Perú.
Como era de esperarse, las exequias de los recordados bomberos tuvieron olor de multitud. Familiares, amigos, compañeros de labores, autoridades y público en general, llegaron hasta el camposanto para acompañarlos a su última morada. Los propios bomberos formaron un camino en el cementerio para permitir el paso de los féretros y cuadrillas de mujeres bomberas llevaron en sus hombros a sus compañeros para que descansen en paz en su última morada.
El momento más difícil y desgarrador por supuesto fue el del descenso de los ataúdes hacia las tumbas, Aquellas personas presentes que habían logrado hasta ese momento mantener aparente serenidad, dieron pase libre a sus emociones derramando lágrimas de dolor.
Héroes de los bomberos
Como un acto de homenaje póstumo, el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú declaró a estos tres hombres como héroes de la institución por haber ofrendado sus vidas en acción de servicios.
Además, fueron ascendidos al grado superior inmediato. Es así que Salas Chanduvi fue ascendido a teniente y los seccionarios Jiménez Soriano y Sánchez Torres al grado de subtenientes. Se les otorgó la condecoración “Dios, Patria, Humanidad” en su grado de “Honor y Gloria”.
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Asimismo, la Policía Nacional del Perú impuso condecoraciones a los héroes civiles. Sus deudos, abatidos por el dolor, recibieron la condecoración honorífica ‘Alférez Mariano Santos Mateos, Gran General de la Policía Nacional del Perú’.
El ministro del Interior, Carlos Basombrío, presidió el homenaje a los valerosos hombres de rojo desaparecidos.
Culminada la ceremonia fúnebre programada y ya caída la noche en el cementerio, los compañeros de los bomberos fallecidos se mantuvieron por mucho tiempo en el lugar, lanzando vivas y entonando de manera conmovedora, el himno de los bomberos voluntarios.
Previo a la ceremonia fúnebre, los ataúdes fueron llevados a las casas de cada uno de ellos, en el Rímac y en San Juan de Lurigancho, donde sus familiares y vecinos les dieron el último adiós con emotivos actos.
Fuente Andina