Un joven Fidel Castro prohibió el ‘culto a la personalidad’ apenas triunfaba la revolución. No colocó retratos suyos en espacios públicos. Se enorgullecía de no tener calles, estatuas o museos con su nombre.
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A punto de cumplir 90 años, y retirado del poder hace 10 por enfermedad, hoy vive de manera discreta en La Habana con un mínimo de apariciones públicas.
Sin embargo, su figura de líder creció como leyenda hasta retar su propia prohibición. Junto con el Che Guevara, se convirtió en el emblema de una nación y de una época de lucha. Su estampa es ahora un imán para turistas.
“Como ícono social también obviamente el Che, porque vemos por las calles también muchos rostros de ellos, tal vez como que de ese lado alcanzan más la trascendencia, como que ya no es solamente una persona, sino que representan algo más”, señala el estudiante chileno Juan Carlos Cabezas.
“Hemos visto fotos de gallegos en La Habana, del presidente de Galicia Manuel Fraga que visitó a Fidel y sí nos motiva saber que tenía orígenes gallegos”, dicen los turistas españoles Diego Ceboy y Lobrien González.
Con el deshielo diplomático entre La Habana y Washington, en 2015, el interés de los estadounidenses por Cuba está en efervecencia.
‘Por muchos años escuchamos sobre Cuba y la revolución y queremos ver con nuestros ojos cual es la realidad de la gente en Cuba, estamos muy impresionados’, dice la estadounidense Jacqueline Rubio.
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La propia Cuba reta al líder revolucionario en vísperas de su cumpleaños 90. Hay exposiciones en museos. Los medios estatales lanzaron la campaña “Fidel entre nosotros”, una muestra de artículos, fotos, documentales y entrevistas. Incluso una universidad lanzó una aplicación biográfica, replicando el mismo lema.
Fuente: AFP