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POR ZOË MASSEYFotógrafa@ZoePix
Crecí en un matriarcado por donde se viera. Mi madre y mi abuela me criaron, la abuela paterna y las tías me engrieron por años. Todo lo que me rodeó siempre fue un mundo de mujeres hermosas y complicadas, fuertes y dulces, intelectuales y hogareñas, arriesgadas y temerosas, chistosas todas, creativas todas, mujeres completas todas. Podía tener un día hermoso de risas como una batalla campal de la que había que salir corriendo antes que explotara algo. Porque las mujeres somos así, una mezcla de todo junto a la vez. Alguien me dijo una vez que yo era como un huracán de emociones; no me ofendí, de hecho, me gustó y mucho. Él, al darse cuenta que eso no me tumbaba, que sus palabras ya no me herían más ni controlaban de ninguna manera, salió corriendo, y yo, seguí siendo huracán.
Hoy, un grupo de mujeres que deben ser igual de huracanes y más, decidieron ponerse de pie y decirle al Perú entero que YA NO MÁS. Que a nosotras se nos respeta por igual. No las voy a nombrar para no correr el riesgo de dejar a alguna fuera porque no lo merece, pero por ellas me quito el sombrero y les digo GRACIAS.
Ojalá no hubiera sido necesario ver que el Estado nos agredía una vez más a todas al dejar libre a otro agresor para que todos despertáramos, porque sí sabemos que esto viene pasando hace tiempo en casi cada esquina ¿no? Todos vimos como este ‘hombre’ arrastraba por el piso a una mujer. ¿Cómo es que esto no es suficiente para que vaya preso? Solo me queda la sensación de que el Estado es cómplice de cuanta agresión psicológica, física y hasta feminicidio hay en nuestro país. Porque la mujer para muchos sigue siendo una cifra decorativa, pero … a la madre se le respeta, mujer pilar de la sociedad, madre, amiga, ejemplo, compra detergente, cocina rico, atiende a los hijos, pero no opines en contra. Y mientras, sigue siendo casi un acto heroico que una mujer sea profesional de éxito en el 2016…
Este sábado 13, a las 3 p.m., se inicia una marcha que espero sea solo el inicio de un recorrido que parte del Campo de Marte, pero que en verdad sale desde el corazón muchas veces golpeado, ninguneado, moretoneado, ofendido, pero siempre fuerte para seguir avanzando. Esta marcha debe despertarnos a todos como sociedad, debe lograr grupos de ayuda para las agredidas, talleres de sensibilización al policía que muchas veces nos da la espalda al hacer la denuncia, que se ríe de nosotras abiertamente. ‘Avísame si la loca te jode de nuevo’, le decía uno al agresor de una amiga mientras ella estaba encerrada en el baño, golpeada y abrazando a su pequeñísima hija. Que se limpie el sistema judicial de tanto lumpen coludido y también que esta marcha abra un camino hacia la sanación de muchas, de muchos, que dejemos de llamar ‘un chico vestido de mujer’ a una persona trans y que la prensa deje de decir que ‘la golpeó porque no quiso bailar con él’. No, no la golpeó por eso, ni porque ‘su comida tenía mucho ají’. La golpeó porque él es un criminal.
Hoy mi columna podría ser de tres páginas, nombrar cada sensación que he sentido al leer los testimonios de varias conocidas y desconocidas en el grupo que se abrió en Facebook, contar cada lágrima que he soltado por leer a amigas contar cosas que jamás supe que habían vivido y me disculpo por no haber sido el hombro que más necesitaban, y podría también contar por kilómetros los abrazos que quisiera darles a varias. Lo bueno de esto es que varias hoy saben que ya no están solas. Que no son raras, no son culpables.
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También podría contar la cantidad de cosas negativas que he leído, que me dejan claro que somos una sociedad en pañales. Que si se dijo o no algo, que alguien apoyó, pero yo no quiero que apoye, pero si no apoya es un machista, ¡y encima quiere ir usando falda! Que si micro, mini, maxi, macro machismos, ya pues. Entiendo que estamos con los poros muy abiertos y que esto ha removido en muchos un dolor intenso. Pero estamos ya todos en la obligación de avanzar. Tenemos una oportunidad enorme de hacer que esta marcha sea un punto de partida para un cambio real en el país. No la desperdiciemos, no defendamos feminismos a costa de androfobias. Hay cosas que he leído, ataques a hombres sin motivo alguno, que son igual de dolorosas.
Espero verte el sábado. Ven, trae amigos, vecinos, colegas, hijos, padres, abuelos. Ponte la camiseta de #NiUnaMenos para que nunca más nos falte nadie en nuestras mesas a costa de un asesino impune ni de un Estado cómplice.
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